Ayer 116/2019 (4): 105-132
Sección: Dosier
Marcial Pons Ediciones de Historia
Asociación de Historia Contemporánea
Madrid, 2019
ISSN: 1134-2277
DOI: 10.55509/ayer/116-2019-05
© Carlos Sanz Díaz
Recibido: 28-04-2017 | Aceptado: 12-01-2018
Editado bajo licencia CC Attribution-NoDerivatives 4.0 License

Aliado silencioso: Alemania Occidental y la modernización del sector de la defensa en España, 1945-1986 *

Carlos Sanz Díaz

Universidad Complutense de Madrid
carlos.sanz@ghis.ucm.es

Resumen: Este artículo reconstruye la lógica política, tecnológica y económica de las relaciones entre España y Alemania en el ámbito de la defensa entre 1945 y 1986 desde el punto de vista de las aportaciones alemanas a la modernización militar de España. La RFA fue una fuente destacada de transferencias tecnológicas a España, aunque muy por detrás de Estados Unidos y Francia. La década de 1945-1955 y el periodo democrático a partir de 1975 ofrecieron las condiciones más favorables para el intercambio, primero esencialmente bilateral y privado, y después cada vez más oficial y multilateral en el marco de la OTAN.

Palabras clave: Fuerzas Armadas, modernización, economía de la defensa, República Federal de Alemania, España.

Abstract: This article addresses the political, technological and economic aspects of the relationship between Spain and Western Germany from 1945 to 1986 by focussing on the German contribution to the modernisation of the Spanish military. The GFR was an important partner in the transfer of technology to Spain, although its role was not as great as France’s or America’s. The most favourable conditions for exchange occurred during the decade that spanned 1945 to 1955, and during the period initiated by the reestablishment of democracy in Spain after 1975. The first exchanges were essentially bilateral and unofficial. Later, they were more official and carried out under the multilateral framework of NATO.

Keywords: armed forces, modernisation, defence economy, Federal Republic of Germany, Spain.

Introducción

La progresiva apertura internacional de España en la segunda mitad del siglo xx ha sido un proceso íntimamente vinculado a la modernización del país en sus dimensiones económica, social, política y cultural 1 al que no han permanecido ajenas las Fuerzas Armadas españolas (en adelante FAS) y, de modo más general, el sector de la defensa, incluyendo la industria militar 2. En la búsqueda de anclajes internacionales, Alemania y sus ejércitos han sido uno de los referentes más destacados para las FAS; no en vano, entre 1939 y 1945 la Alemania de Hitler fue el principal proveedor de material militar moderno para España 3.

Derrotada y dividida Alemania en 1945, Estados Unidos se convirtió en los años cincuenta en el principal proveedor de material y tecnología militar moderna para los ejércitos españoles, seguido de lejos por Francia a partir de la década siguiente 4. Durante el franquismo se exploraron algunas vías de cooperación militar entre España y la República Federal de Alemania (en adelante RFA) como Estado sucesor del Reich alemán, pero la colaboración estuvo plagada de límites e hipotecas, como han puesto de manifiesto los estudios de Carlos Collado Seidel, Petra-Maria Weber, Birgit Aschmann y Walter Lehmann, que se detienen, en cualquier caso, en los primeros años de la década de los sesenta. Sin embargo, a la altura de 1986, al convertirse España en miembro de las Comunidades Europeas y despejar la incógnita de su permanencia en la Alianza Atlántica (en adelante OTAN), España y la RFA compartían desde hacía años, como veremos, varias líneas de colaboración en materia militar, incluyendo importantes negocios bilaterales y multilaterales sobre material bélico y desarrollo conjunto de algunos de los sistemas de armas más modernos del momento. ¿Cómo explicar esta evolución? ¿Cuánto peso cabe atribuir en ella al cambio político en España y su reinserción internacional, cuánto a las transformaciones del contexto internacional y cuánto a lógicas empresariales y tecnológicas vinculadas al sector militar y operantes desde el segundo franquismo?

El presente artículo trata de responder a estos interrogantes reconstruyendo cuatro décadas de relaciones hispano-alemanas en el ámbito de la defensa desde el punto de vista de las aportaciones alemanas a la modernización de los ejércitos españoles. Metodológicamente pone en relación las opciones políticas de los Gobiernos de Madrid y Bonn —y en especial la aspiración del primero a la modernización tecnológica equilibrando su dependencia de Estados Unidos en materia militar— con la estructura de oportunidades dictada por el sistema internacional y con las estrategias de competencia internacional de las industrias militares alemanas en su deseo de ampliar su participación en el mercado español de la defensa.

La investigación se basa principalmente en la documentación del Archivo Militar Federal alemán de Friburgo, compuesta en gran medida por los informes de sucesivos agregados militares en Madrid, así como en fuentes diplomáticas y políticas alemanas, y en la historiografía pertinente. El recurso a las fuentes inéditas nos permitirá mostrar en qué resultados se tradujo la cooperación militar hispano-alemana en términos de contratos y transferencias tecnológicas, pero también analizar el juego de las lógicas política, tecnológica y económica subyacentes a esta cooperación bilateral. Al mismo tiempo, se ha tratado de insertar las relaciones militares entre ambos países en el marco de las dinámicas de integración industrial de la Europa de la Guerra Fría.

Al objeto de hacer visibles las continuidades y rupturas en la cooperación militar hispano-alemana, este artículo se desarrolla sobre un eje cronológico que prolonga los estudios sobre los vínculos militares hispano-alemanes hacia el periodo, apenas explorado para este objeto de investigación, del segundo franquismo (1959-1975) y la primera etapa democrática (1975-1986). En él se identifican como momentos de cesura el tránsito de la cooperación privada a la oficial en 1955, la renuncia forzada a una cooperación más amplia y profunda en 1960, el fin de la dictadura franquista en 1975 y la integración de España en la OTAN en 1982.

Técnicos alemanes para el desarrollo de la industria militar de la España de la autarquía, 1945-1955

La derrota del Tercer Reich, la ocupación militar de Alemania y el ostracismo internacional al que quedó sometida España desde la Conferencia de Potsdam de 1945 impusieron la interrupción de los intercambios científicos y académicos y de las transferencias tecnológicas hispano-alemanas que tan intensos habían sido hasta bien avanzado el periodo bélico 5. A partir de 1945, los aliados se aplicaron a eliminar cualquier atisbo de influencia germana en España mediante la repatriación a Alemania de ciudadanos alemanes susceptibles de reconstruir las estructuras del partido nazi en el exterior y mediante el bloqueo, expropiación y venta de todos los bienes alemanes en España, incluyendo edificios, empresas y activos financieros 6.

La desconexión hispano-alemana fue parcial y transitoria. Para 1948 la Guerra Fría había cambiado las prioridades de los aliados: las repatriaciones de alemanes se ralentizaron primero y quedaron abandonadas después, mientras que muchas de las empresas fueron readquiridas por sus antiguos propietarios por medio de testaferros 7. Estados Unidos integró a España por vía bilateral y a la RFA surgida en 1949 por la multilateral en la defensa de Occidente, mientras Madrid y Bonn intercambiaban embajadores en 1951-1952. Paralelamente se reactivaron las antiguas redes personales forjadas por el personal militar, científico y técnico de ambos países durante los años de la guerra, que habían sido cruciales para la reconstrucción y modernización industrial española bajo la égida del Instituto Nacional de Industria (en adelante INI) 8. Forzado por el aislamiento y la interrupción de las transferencias de tecnología alemana, en especial las de carácter militar, el Gobierno de Franco optó por desarrollar una investigación científica aplicada hecha en España, pero realizada de manera destacada por científicos y técnicos alemanes. España proporcionó desde 1949 a docenas de ellos salarios elevados y la posibilidad de continuar las investigaciones sobre material bélico que no podían desarrollar en Alemania por haberlo prohibido las potencias ocupantes 9.

Tanto Juan Antonio Suanzes, presidente del INI, como el general Agustín Muñoz Grandes, ministro del Ejército (1951-1957), jefe del Estado Mayor (1958-1970) y vicepresidente del Gobierno (1962-1967), y el general Juan Vigón, jefe del Alto Estado Mayor (1946-1955) y presidente de la Junta de Energía Nuclear (en adelante JEN) (1951-1955) y del Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica (1950-1955), fueron decididos impulsores de esta peculiar forma de transferencia de tecnología alemana para la industria armamentística española. Hasta que llegara el día de desarrollar una industria militar propia en la RFA, el Gobierno de Bonn toleró las actividades de los técnicos alemanes en España al amparo de una ubicación estratégica protegida por los Pirineos y de un gobierno autoritario que mantenía al país «inmune al comunismo» 10.

El programa de captación de cerebros, apoyado por las máximas autoridades del Ejército, del INI, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Patronato Juan de la Cierva, tuvo un éxito considerable. Permitió que decenas de técnicos y especialistas alemanes de alto nivel investigaran en campos como radares y radiofrecuencia, armamento ligero, vehículos, óptica, aeronáutica y submarinos 11. El trabajo de estos técnicos contribuyó decisivamente al desarrollo de algunos de los hitos industriales del primer franquismo. En el campo de la aeronáutica fueron fundamentales los trabajos de ingenieros y constructores de fama internacional como Claude Dornier y Willy Messerschmidt. Dornier abrió en 1950 una oficina en Madrid donde desarrolló con antiguos colaboradores modelos como el Do-25 y el Do-27, el primer avión militar de diseño alemán desde la Segunda Guerra Mundial, del que Construcciones Aeronáuticas, S. A. (en adelante CASA), construiría cincuenta unidades en las décadas siguientes bajo la denominación de C-127 12. Messerschmidt junto a su equipo, reforzado con antiguos colaboradores de la etapa nazi llegados de Alemania, diseñó entre 1951 y 1959 para la empresa estatal española Hispano-Aviación, S. A. (en adelante HASA), de Sevilla, tres innovadores prototipos: el HA 100 Triana; el HA 200 Saeta, con motor a reacción, y el avión supersónico HA 300 13. También destacaron los logros de un grupo de seis ingenieros procedentes de la Heinkel que, en colaboración con ingenieros españoles, desarrollaron entre 1951 y 1956 el motor de reacción INI 11 14. Otro caso destacable es el del ingeniero Otto Reder, quien entre 1950 y 1955 desarrolló en España para Aeronáutica Industrial, S. A. (en adelante AISA), diversos motores para helicópteros 15.

En la industria de armamento, la realización más destacada vino de la mano del equipo encabezado por el ingeniero Ludwig Vorglimer, que creó en 1949 un fusil de asalto a partir de un prototipo, el 06H, desarrollado para la empresa Mauser durante la Segunda Guerra Mundial. Este fusil fue desarrollado desde 1954 en el Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales (en adelante ­CETME) en colaboración con las empresas WMF (Württembergische Metallwarenfabrik) y Heckler & Koch, y se fabricaría sin interrupción en España hasta 1979, siendo arma reglamentaria de los ejércitos españoles hasta 1999 16. También procedían de la cooperación técnica hispano-alemana las 38.000 pistolas Astra de 9 mm y los 7,6 millones de piezas de munición (aumentados luego en veinte millones más) fabricados por Unceta & Cía. de Guernica-Lumo, gran proveedora en su día del régimen de Hitler, adquiridas por Bonn en 1951, o las 550 carabinas 98-K compradas en 1954 para la policía fronteriza (el embrión del ejército de la RFA) 17.

En los campos de la construcción naval y de la energía nuclear la cooperación no alcanzó un recorrido comparable. La oficina técnica de la empresa nacional Bazán de Construcciones Navales Militares captó desde 1949 a doce técnicos alemanes de gran prestigio, pero la deficiente cooperación con los técnicos españoles, las carencias de la industria española y la indefinición de la planificación naval del Gobierno de Franco impidieron que se alcanzaran frutos tangibles en términos de transferencias tecnológicas 18. En la investigación sobre energía nuclear, España dio sus primeros pasos en estrecho contacto con la ciencia alemana bajo el impulso del físico y contraalmirante-ingeniero de la Armada José María Otero Navascués, miembro de la Junta de Investigaciones Atómicas (en adelante JIA) y presidente de la JEN de 1958 a 1974. El Gobierno español no avanzó finalmente en la vía al arma atómica, pero fomentó desde comienzos de los años cincuenta la colaboración técnica y el trasvase de becarios de investigación españoles a instituciones como el Instituto Max Planck de Física de Göttingen entre otros 19.

En definitiva, hasta mediados de los años cincuenta un destacado número de ingenieros alemanes estaba desarrollando para la industria española armamento cuya moderna tecnología podría transferirse a la RFA cuando este país diera el paso a su propio rearme. A partir de 1952, al irse levantando las restricciones a la investigación en su país, algunos comenzaron a regresar a Alemania. Cuando en 1955 la RFA creó su propio ejército e ingresó en la OTAN el éxodo se aceleró, propinando un duro revés a la modernización tecnológica española. Claude Dornier regresó a Alemania en 1955 y el Do 27, que realizó su primer vuelo en 1956, se construyó principalmente en Alemania 20. El programa para la construcción del motor a reacción INI 11 se canceló en 1956 al comenzar a llegar a España tecnología estadounidense derivada de los acuerdos de 1953 21. Messerschmidt concluyó su colaboración con HASA en 1959 y se trasladó a la RFA con su equipo para participar en la reconstrucción de la industria aeronáutica alemana 22. La Heckler & Koch, en fin, continuó en Alemania desde 1958 la fabricación de su propio fusil de asalto derivado del CETME, el G3, para la Bundeswehr.

En suma, la industria militar de la RFA y la Bundeswehr se beneficiaron con el retorno de los equipos humanos que habían continuado los desarrollos tecnológicos del periodo bélico en España y en otros países como la Argentina de Perón 23. Para España, en cambio, la cooperación con los técnicos alemanes fue demasiado breve y limitada, y no permitió crear en el país una auténtica escuela o líneas de investigación consolidadas para su prolongación por especialistas españoles. Por otra parte, las perspectivas españolas de vender armamento a la Bundeswehr se volatilizaron con la reconstrucción de la producción militar propia en la RFA, la preferencia de Bonn por adquirir en adelante material militar a otros países miembros de la OTAN y los imperativos de la estandarización en el seno de la Alianza 24.

El restablecimiento de la cooperación militar oficial a partir de 1955

Con el acceso a las transferencias de material militar estadounidense garantizado por los Pactos de Madrid de 1953 y ante el éxodo de los técnicos alemanes, España renunció a los programas de armamento nacional que había desarrollado con la colaboración de aquellos durante una década. La modernización de la defensa española tendría, en adelante, un marcado carácter made in USA. También la Bundeswehr dependió inicialmente de forma muy marcada de las transferencias tecnológicas de Estados Unidos. La RFA no tardó en contar, sin embargo, con una industria militar basada en investigación y desarrollo tecnológico propios 25. Bajo el impulso del ministro de Defensa Franz-Josef Strauss (1956-1962), la Bundeswehr se convertiría en el tercer ejército continental más poderoso tras el soviético y el francés: un eficaz instrumento dotado con el armamento más avanzado gracias a la moderna tecnología militar alemana 26.

Si la reinserción de la RFA y España en el bloque occidental acabó con las formas privadas de colaboración de la década anterior, el mismo proceso despejó, en cambio, las perspectivas de retomar la cooperación militar oficial interrumpida en 1945. En 1958 ambos países solucionaron sus últimos desacuerdos sobre los bienes alemanes bloqueados en España tras la guerra e intercambiaron agregados militares. Los siguientes pasos, modestos y discretos, se dieron en el plano formativo. Desde 1958 el Estado Mayor Central del Ejército invitó a oficiales alemanes a participar en cursos en España, mientras se iniciaba la participación de oficiales españoles en cursos de la Bundeswehr. Para mostrar una imagen positiva de las tropas alemanas, la Marina de la RFA puso en marcha un programa de visitas de sus buques a puertos españoles que arrancó en 1959 con escalas en Cartagena, Cádiz, Vigo y La Coruña, y que se consolidó y amplió a otros puertos en años siguientes 27.

Los intercambios de oficiales para periodos formativos y los viajes informativos recíprocos a academias e instalaciones de las FAS, que se mantuvieron desde finales de los años cincuenta, servían al objetivo político de cuidar una atmósfera de cooperación entre militares de ambos países y predisponían favorablemente a colaboraciones futuras 28. Tenían, además, efectos positivos para la promoción de la carrera profesional de los participantes, lo que incrementaba para cada Gobierno la posibilidad de encontrar en el futuro, en puestos de responsabilidad del otro país, a interlocutores bien predispuestos. Aunque resulte un efecto más difícil de valorar, es evidente también que contribuían a la apertura intelectual y vital de los participantes, algo especialmente notable al permitir a oficiales españoles conocer de primera mano el funcionamiento de un ejército democrático 29.

No obstante, Alemania ocupó una posición muy marginal como lugar de formación de oficiales españoles en comparación, sobre todo, con el número de oficiales enviados a Estados Unidos 30. Una parte de los oficiales españoles que se desplazaban a la RFA iban destinados, de hecho, a bases estadounidenses donde oficiales norteamericanos les instruían en el uso del material militar que estaba llegando a España en esos años procedente de Estados Unidos 31. Por lo demás, la potencialidad del intercambio formativo hispano-alemán estuvo lastrada por el muy desigual desarrollo de los ejércitos de ambos países. Era sin duda mayor el interés español por conocer las Fuerzas Armadas alemanas y las posibilidades de transferencia de sus estructuras y funcionamiento que al revés 32. Los alemanes solían llevarse una pobre impresión del nivel material y de las técnicas de instrucción de sus colegas españoles hasta los primeros años de la democracia 33 y mantenían su participación en los intercambios por motivos políticos y para tener acceso a información de primera mano sobre la posición de las FAS ante el futuro político del país.

Un obstáculo adicional importante para el intercambio de oficiales en actividades formativas era encontrar candidatos con suficientes conocimientos de idiomas 34. El muy escaso conocimiento de la lengua alemana entre los oficiales españoles y de la española entre los alemanes jugaba en contra de una cooperación más estrecha entre ambos países. El escaso manejo por parte de los militares españoles del inglés, que podía haber sido una lengua de trabajo común, tampoco remediaba la situación 35. El alemán aparecía en una modesta quinta posición entre los idiomas más hablados por los oficiales españoles a partir de 1945, superado largamente por el inglés, francés, italiano y portugués, y con tendencia declinante: el número de oficiales que hablaba alemán en la década de 1960 era solo una quinta parte de los que lo podían manejar en la de 1950 36. En este sentido, lamentaba el agregado alemán en Madrid en 1964, «se ha perdido mucho terreno» 37. Todo ello constituye un indicador bastante fiable del cambio de orientación de las FAS en cuanto a sus países de referencia, con el vuelco hacia Estados Unidos y el declive de la influencia germánica. Esta estaba lastrada, juzgaba en 1971 el agregado militar alemán en Madrid, por un exceso de «pasado sin superar» («unbewältigte Vergangenheit») 38, forjado en la cooperación nazi-franquista de los días de la Legión Cóndor y la División Azul, que hacía incómodas para la RFA las numerosas demostraciones de admiración española hacia las «ejemplares» Fuerzas Armadas alemanas 39.

Si técnica y organizativamente la Bundeswehr despertaba la admiración sin reservas de los militares españoles, otra cosa eran sus valores, un terreno en el que muchos militares franquistas parecían considerarse superiores. Para buena parte de ellos, el compromiso democrático del nuevo ejército alemán permitía albergar dudas sobre su efectividad 40. Resulta significativo que, cuando en 1956 la Editora Nacional publicó en español el libro El nuevo ejército alemán, del Departamento Blank —precursor del Ministerio federal de Defensa—, lo hizo con un prólogo del general Jorge Vigón que denostaba la aplicación del principio democrático a la milicia y lo descartaba como modelo para España 41. Los oficiales españoles que pasaban por centros de la Bundeswehr se familiarizaron con la innere Führung o «guía interna», el principio rector fundamental del ejército de la RFA basado en el criterio moral y la responsabilidad individual del soldado como «ciudadano en uniforme», pero encontraron inaplicable este modelo a España 42. Cabe concluir que, como propugnaba Vigón, los ejércitos de la dictadura encontraron posible incorporar a España la modernidad técnica importada de referentes extranjeros, rechazando a la vez los valores y principios culturales subyacentes que los sustentaban.

Ambiciones y límites de la cooperación militar en el segundo franquismo, 1960-1975

Los contactos anudados a finales de los años cincuenta decidieron pronto a Bonn y Madrid a explorar vías más ambiciosas de colaboración. A finales de 1959 ambos Gobiernos iniciaron conversaciones confidenciales en las que los alemanes expusieron su interés en obtener instalaciones militares en territorio español, incluyendo polígonos de tiro para la aviación y baterías de cohetes y misiles, depósitos de armas y facilidades en puertos, áreas de concentración de efectivos y hospitales de retaguardia. El proyecto fue abandonado, sin embargo, cuando en febrero de 1960 el general estadounidense Lauris Norstad, comandante supremo de las fuerzas de la OTAN, filtró la información a Cyrus Sulzberger, periodista del New York Times, quien la publicó en este diario. De inmediato se desencadenó un escándalo en la prensa internacional que resucitó los fantasmas de la colaboración entre el franquismo y el nazismo, algo inaceptable para los aliados, que veían con mucho desagrado una cooperación militar tan estrecha entre la RFA y la España de Franco 43.

Se puso así fin a una vía prometedora de colaboración que probablemente habría hecho de la RFA el principal socio europeo y el segundo a nivel mundial —tras Estados Unidos— en transferencias tecnológicas de uso militar a España. La RFA optó entonces por el Portugal de Salazar, una dictadura que muchos consideraban más aceptable y, más importante aún, que era miembro de la OTAN. En consecuencia, la RFA construyó en Beja una base aérea para los vuelos de entrenamiento de sus pilotos de cazas F-104 Starfighter completada con otras instalaciones e infraestructuras que estaban ya operativas a mediados de los años sesenta 44.

El fracaso de las negociaciones de 1960 resultó catastrófico para las perspectivas de cooperación militar hispano-alemanas, que quedaron en gran medida vacías de contenido por más de una década debido al temor de Bonn y Madrid a desencadenar una nueva oleada de indignación internacional. Durante los años sesenta, la colaboración en el ámbito aeronáutico se limitaba prácticamente a las muy frecuentes autorizaciones que España concedía desde 1964 a la Fuerza Aérea alemana para utilizar su espacio aéreo en la ruta a la base de Beja. Madrid ofrecía esta prestación sin contrapartida, pero Bonn tuvo la prudencia de corresponder el favor acogiendo cada año desde 1965 a pilotos españoles que recibían instrucción en simuladores de vuelo de los F-104 G en Alemania 45. En lo tocante a la Marina, no se pasó de la labor de relaciones públicas que cumplían las visitas de buques alemanes, que ni siquiera podían ser correspondidas en igual medida por escalas de la Armada española en puertos alemanes por temor a desatar protestas locales contra Franco. Los intercambios de oficiales para recibir formación en el otro país eran igualmente muy restringidos 46.

En la economía de la defensa las relaciones fueron prácticamente inexistentes durante los años sesenta. Sin embargo, Francia estaba tratando de abrir brecha en la venta de sistemas de armas a una España deseosa de reducir su dependencia tecnológica militar de Estados Unidos 47, y algunas empresas alemanas vieron la oportunidad de introducirse en el mercado español por el mismo resquicio. Su principal baza era el alto nivel de desarrollo tecnológico que habían alcanzado, una vez superada su inicial dependencia de Estados Unidos, lo que les permitiría lanzarse a la conquista de los mercados mundiales en los años setenta y situar a la RFA en los ochenta como el tercer mayor exportador de armas de Europa occidental y el quinto a nivel mundial 48.

Pero en el mercado español la competencia francesa, por no hablar de la estadounidense, resultó muy difícil de desafiar. El Gobierno de París apoyó de manera decidida la penetración de sus empresas y ofrecía a Madrid buenas condiciones financieras, transferencias tecnológicas bajo la forma de cesión de licencias para la fabricación conjunta y una amplia liberalidad en cuanto a la reexportación de las armas así producidas a terceros, algo que para los españoles resultaba fundamental 49. Los cancilleres socialdemócratas Willy Brandt (1969-1974) y Helmut Schmidt (1974-1982), en cambio, no se volcaron en promover la venta de armas a la España de Franco por razones políticas, y sus Gobiernos se veían atados por las restrictivas condiciones de las leyes federales de control de armamento bélico y de economía exterior de 1961 50.

Este conjunto de factores explica que la industria militar alemana apenas se pudiera anotar resultados en España en estos años. Las compras efectivas fueron muy escasas, destacando veintiséis aviones Do-27 usados adquiridos por España al Ministerio de Defensa alemán a partir de 1970 51, dos helicópteros Bö 105 igualmente usados, algunos carros de combate de origen estadounidense M-41 Walker Bulldog comprados en Alemania «no al ejército [...] sino a un chatarrero» 52, 3.000 ametralladoras MG-42 53 y algún otro material ligero de escasa entidad. Junto a ello, y aunque fuera del ámbito estricto de la industria militar, cabe destacar la cooperación que a finales del franquismo existía entre industrias aeronáuticas alemanas y españolas, concretada en la participación de la MBB alemana en la HASA de Sevilla, fusionada entre tanto con CASA; la participación de CASA en el Airbus-AG, y la participación de CASA en el consorcio Europlane 54.

La única posibilidad real de cerrar un negocio de gran volumen en estos años la tuvo la empresa Krauss-Maffei, que junto con su sociedad filial GLS (Gesellschaft für Logistisch Service) trató en vano de introducirse en el mercado español entre 1969 y 1978 optando a la venta de carros de combate a Madrid, en pugna directa con los AMX-30 franceses 55. A la altura de 1970 la prensa llegó a dar por segura la venta a España de 200 tanques Leopard 1 producidos por esta empresa, coincidiendo con el viaje del ministro de Exteriores Walter Scheel a Madrid, a pesar de que este no trató tal cuestión en su visita 56. El negocio no se cerró finalmente, aunque, en contra de lo que suele afirmarse, no debido a la oposición del Gobierno laborista de Londres a permitir que el cañón de fabricación británica que llevaban los Leopard se exportara a la dictadura española 57. Más probable parece que el Gobierno español acabara inclinándose por la opción francesa debido a que planteaba menos problemas políticos 58 y a que esta abría la puerta a la reexportación de parte de los carros cofabricados por España 59.

La revitalización del vínculo en materia de defensa entre la RFA y la España democrática, 1975-1982

La recuperación de la democracia en España mejoró de forma sustancial las oportunidades para la cooperación militar hispano-alemana al invalidar las últimas precauciones políticas que impedían una relación bilateral más estrecha y abierta, al despejar el camino del ingreso de España en la OTAN —lo que permitió llevar la colaboración a un ámbito multilateral— y al abrir a España posibilidades de incorporarse a iniciativas europeas de desarrollo de armamentos y de creación de una industria bélica común en el marco de la integración europea 60.

En el plano bilateral, los Gobiernos alemanes no dejaron dudas acerca de su apoyo al establecimiento en España de una democracia homologable que contribuyera a la estabilidad del flanco sur de la OTAN 61. La cooperación militar era un instrumento más al servicio del mismo objetivo. Tras el fin de la dictadura, las FAS eran muy conscientes de la necesidad de profundizar en la modernización de su material militar y estimaban que esta modernización solo era factible en colaboración con países miembros de la Alianza. El Gobierno alemán, por su parte, estaba interesado, desde antes de la muerte de Franco, en ayudar a España a reducir su creciente retraso en relación con la estandarización del material y los procedimientos militares respecto a los de la OTAN 62. Una vez desaparecido el dictador, la RFA se aprestó a corresponder a las aspiraciones españolas con la esperanza de estrechar los lazos bilaterales, inducir a Madrid a decidirse por el ingreso en la OTAN y ayudar a los españoles a reducir su dependencia de Estados Unidos en materia militar, sustituyéndola por una mayor vinculación con Europa 63.

Las realizaciones concretas llegaron solo cuando en España se despejó la vía democratizadora del presidente Adolfo Suárez. El 2 de febrero de 1977 el Consejo Federal de Seguridad alemán (Bundessicherheitsrat) equiparó a España con los países de la OTAN desde el punto de vista de la política de exportación de armamentos, eliminando las limitaciones que persistían a la venta de varios tipos de material militar 64. España exploró en los años siguientes las posibilidades reales de cooperación, para lo que visitaron la RFA los ministros de Defensa, general Gutiérrez Mellado (septiembre de 1978) y Agustín Rodríguez Sahagún (febrero de 1980), y el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general José Gabeiras (noviembre de 1979), mientras a España viajaba el secretario de Estado de Defensa alemán, general Karl Schnell (mayo de 1980) 65. Los contactos solo se tradujeron en la constitución, en 1980, de una comisión hispano-alemana presidida por generales de ambos países. Ese mismo año, además, los españoles ofrecieron firmar un acuerdo bilateral de colaboración militar en general, como los que España tenía con Portugal y especialmente con Francia desde 1970, añadiéndole un acuerdo sobre intercambio de información clasificada, pero la oferta —que Madrid reiteró en 1983— no convenció a Bonn de la conveniencia de profundizar en la vía intergubernamental bilateral con una España que, entre tanto, se estaba anclando al mecanismo multilateral de la OTAN 66.

En el ámbito de la industria militar, la colaboración no podía plantearse más que en términos de transferencias tecnológicas a España, dada la disimetría de desarrollo entre ambos países 67. Deficitaria en investigación propia, la industria militar española dependía de la colaboración con empresas de Estados Unidos y Francia —y en menor medida del Reino Unido e Italia—, pero las FAS no ocultaban su interés en equilibrar su dependencia exterior dando a la RFA una mayor participación 68. Los españoles no querían solamente comprar, sino que buscaban socios dispuestos a transferir tecnología punta, a asumir la cofabricación y a ceder a empresas locales la elaboración bajo licencia de armas modernas para estimular la producción de la industria de defensa nacional. A este fin, ambos países firmaron en diciembre de 1983 un acuerdo para explorar la posibilidad de colaborar en la construcción conjunta de carros de combate 69. Esa colaboración se limitaría por el momento a la fabricación bajo licencia, dado que la escasísima capacidad española para aportar investigación y desarrollo propios no permitía plantear una cooperación mutua de mayor complejidad 70.

Estos primeros pasos institucionales estuvieron precedidos por el desembarco de las industrias militares alemanas en España, un proceso que desde los últimos años del franquismo protagonizó la iniciativa privada. A la altura de 1980 las FAS adquirían ya equipos a las principales empresas alemanas de material militar: Drägewerk AG, Eisenwerke Kaiserlautern Göppner, Friedrich Krupp, Krupp-Atlas-Elektronik, Lürssen Vegesack, MAN, MBB, MTU y OGUS 71. La fabricación conjunta y construcción bajo licencia en España estaba protagonizada por dos empresas: Rheinmetall, con cuya cooperación España producía el fusil MG 3, el cañón Rh 202 y otros productos, y MBB, participante en el desarrollo del avión de reacción CASA C-101 y de los helicópteros Bö-105. España había comprado dos de estos helicópteros en 1973 como material de segunda mano para la Guardia Civil 72, y en 1979 el Ejército firmó con MBB el contrato para la compra de sesenta unidades más que serían fabricadas bajo licencia por parte de CASA en su fábrica de Getafe 73. Más tarde la producción se aumentó hasta alcanzar entre 112 y 130 helicópteros fabricados hasta 1987 74.

Otras empresas tenían entre manos proyectos más o menos desarrollados y sustanciosos cuya concreción era una incógnita a comienzos de los años ochenta 75. Las buenas perspectivas chocaron, sin embargo, con las restricciones que imponían las leyes de la RFA a la exportación a terceros países de armamento producido bajo licencia alemana. Dada la limitada capacidad de compra de las FAS, la industria española necesitaba exportar una parte de sus realizaciones para garantizar su rentabilidad: alrededor de un 25 por 100 de su producción se destinaba al mercado internacional, siendo los principales clientes los países latinoamericanos, Indonesia, Irak, Jordania, Libia, Portugal, Tailandia y, hasta 1978, también Marruecos y Mauritania 76. Pero las leyes de la RFA prohibían la exportación a una serie de países implicados en conflictos bélicos o civiles, y algunos clientes de España entraban en esa categoría. Este impedimento abortó proyectos como el de la colaboración entre Rheinmetall y Santa Bárbara para desarrollar una versión del ve­hícu­lo blindado ligero Pegaso BMR-600 con vistas a su exportación —principalmente a Egipto—, que fue vetado en 1982 por el Ministerio de Exteriores alemán. También surgieron problemas con la cesión de licencia de Rheinmetall a Santa Bárbara para la construcción de cañones automáticos Rh 202 que los españoles —según fuentes alemanas— pretendían exportar a la Junta Militar de Argentina 77. En cambio, España suministró a Irak en 1981-1982 los primeros veinticuatro helicópteros de combate Bö-105 de licencia alemana, construidos por CASA en Getafe (Madrid) y armados con misiles Hot de origen franco-germano, ya que la venta se acordó en 1979, antes del estallido de la guerra Irán-Irak. Con posterioridad, el Gobierno español renunció a la venta de más helicópteros a Bagdad, aunque la industria española continuó vendiendo material ligero a ambos bandos 78. Una cifra indeterminada de esos helicópteros acabaría siendo vendido, vía RFA, al Chile del general Pinochet 79. En términos generales, la competencia con un país como Francia, que no imponía apenas trabas a la reexportación, era muy difícil en esas condiciones para las empresas alemanas 80.

La incorporación de España a la OTAN y el tránsito del bilateralismo al multilateralismo en la cooperación, 1982-1986

Con su ingreso en la OTAN en mayo de 1982, España mejoró de manera sustancial las opciones de modernizar las FAS y de permear a sus oficiales con un pensamiento militar renovado, en contacto con los ejércitos más avanzados del mundo, como ya venía haciendo en parte desde el segundo franquismo gracias a las relaciones con Estados Unidos y Francia 81. La llave de la Alianza Atlántica abrió a las empresas españolas la puerta de acceso a la participación en los grandes consorcios europeos de la industria militar. La cooperación de España con la RFA pasó a inscribirse en un marco multilateral y a imbricarse así en el desarrollo de la cooperación europea en materia de armamento 82.

El ingreso y permanencia de España en la OTAN, que tanto Helmut Schmidt como el canciller democristiano Helmut Kohl (1982-1998) apoyaron nítidamente 83, convenía claramente a los intereses geoestratégicos de la RFA a la vez que abría interesantes oportunidades de negocio para su industria armamentística 84. Las expectativas alemanas se reforzaron cuando el Gobierno de Felipe González dio signos de reorientar, a partir de 1984, sus adquisiciones de sistemas de armas hacia Europa en detrimento de Estados Unidos 85. Ayudada por su pleno apoyo a España en las negociaciones de ingreso en las Comunidades Europeas, la influencia de Bonn se acrecentó en unos momentos en que la RFA desplazó además a Francia como principal inversor extranjero en España 86. El primer país que visitó Narcís Serra como nuevo ministro de Defensa en 1983 fue precisamente la RFA y —como anotaron con satisfacción los alemanes— el Gobierno español afirmaba haberse inspirado en parte en la RFA para hacer su propia reforma militar, en particular a la hora de clarificar las relaciones entre el poder civil y el militar en la Ley de Defensa Nacional de 1984 87. Al mismo tiempo se incrementaron los intercambios de visitas de militares de alto rango, se intensificó la formación —retomada en 1981 tras años de abandono— de oficiales en los centros de las Fuerzas Armadas del otro país y se impulsó la participación en ejercicios y maniobras conjuntas 88.

Sin embargo, no era en la formación de oficiales o en los ejercicios conjuntos donde se cifraban las prioridades españolas, sino en la industria militar 89. En los años siguientes, mientras avanzaba la cooperación entre empresas alemanas y españolas, en las principales decisiones sobre la adquisición de sistemas de armas por parte de España hubo siempre al menos una empresa alemana en liza 90. Entre los contratos más jugosos en juego estaba el de los carros de combate que debían suceder a los AMX-30 franceses. La empresa constructora del Leopard 2, la alemana Krauss-Maffei, se hallaba en buena posición para hacerse con la adjudicación 91, pero la elección quedó en suspenso al estallar en 1983 el caso Flick en la RFA y publicarse que parte del dinero donado por el empresario Friedrich Karl Flick a partidos políticos había sido canalizado durante años por la Fundación Friedrich Ebert para financiar al PSOE, quizá a cambio —se dijo entonces sin pruebas— de que Madrid se decantara por los Leopard 2 92. Pese a que en 1985 el Congreso de los Diputados eximió al Gobierno de González de responsabilidad 93, la adjudicación quedó congelada por años. No fue hasta los años noventa que el Gobierno español decidió la compra de los Leopard 2, lo que supuso uno de los mayores éxitos de la industria militar alemana en España 94.

En cambio, Madrid abandonó por completo la perspectiva de dotar al Ejército con el Lince, un nuevo tipo de carro de combate para el que la Krauss-Maffei presentó junto con Santa Bárbara en 1984 un proyecto propio que implicaba transferencia de tecnología alemana 95. También se frustraron las altas expectativas de la industria alemana en torno al gran negocio del FACA (Futuro Avión de Combate y Ataque) con el que el Gobierno español quería sustituir a los envejecidos Phantom estadounidenses y los Mirage III franceses. La industria aeronáutica europea concurrió con su producto estrella, el MRCA Tornado, que fabricaba el consorcio Panavia, en el que la MBB era socio mayoritario y donde la participación alemana alcanzaba el 42,5 por 100 —los ingleses aportaban otro 42,5 por 100 y los italianos el resto— 96. Aunque el propio presidente González se declaró en 1983 favorable a una solución europea 97, se impusieron las consideraciones técnicas defendidas por el Ejército del Aire y la decisión final recayó, en mayo de 1983, en los F-18 de diseño estadounidense. Con ello la industria eu­ropea perdió una excelente oportunidad de beneficiarse de la mayor inversión de defensa por parte de España en toda la década de los años ochenta.

Los éxitos y realizaciones más palpables se concretaron en la incorporación de la industria militar española a tres proyectos multilaterales con participación alemana y de otros países, aunque los resultados tardarían años en llegar debido a la complejidad técnica y las dificultades de la cooperación entre los socios. Por una parte, España se sumó en 1983 al GEIP (Grupo Independiente de Programas) formado por la RFA, Reino Unido e Italia para producir el avión de combate europeo, el futuro Eurofighter 98. En septiembre de 1985, al hilo de la visita de Felipe González a Helmut Kohl en Bonn, España se incorporó plenamente al proyecto 99, y al año siguiente se concretó la participación española, un 14 por 100 correspondiente a CASA, que se rubricaría en 1996 con el primer vuelo del prototipo español DA-6 100. Por otra parte, el Ejército de Tierra eligió en 1984 como misil de defensa antiaérea al sistema franco-alemán Roland —descartando el Exocet francés y el Chaparal estadounidense—, en condiciones de cofabricación con transferencia de tecnología del consorcio Euromissile a España, lo que significaba dar un paso más en la cooperación con países europeos que podría extenderse a otros ámbitos en el futuro 101. Por último, en el campo de la construcción naval, la empresa Bazán, que ya colaboraba con empresas alemanas como Kraftwerk-Union, Lürssen-Werft, MAN, MTU, Renk-AG y Schaffran-Propeller Lehne & Co. 102, vio ampliarse sus horizontes cuando España se sumó en 1982 al proyecto de otros siete países de la OTAN —incluyendo la RFA— para desarrollar en común una fragata de nueva generación para la década siguiente, la New Frigate Replacement 90 (NRF 90) 103. En los años sucesivos el abandono del proyecto por Gran Bretaña, Francia e Italia lo volvió irrealizable, pero España mantuvo la cooperación tecnológica con Alemania y Holanda, lo que permitió posteriormente desarrollar sobre una base nacional la fragata F-100 de la clase Álvaro de Bazán, disponible en 1992 104.

Conclusión

La ciencia y la técnica militar alemana contribuyeron de forma irregular y discontinua a la modernización del sector de la defensa en España. Las modalidades bajo las que se produjo esta contribución se sucedieron, fuertemente condicionadas por las variaciones en el contexto internacional de la Guerra Fría, a lo largo de cinco etapas: colaboración privada y a título personal —si bien consentida y apoyada oficiosamente por Bonn— de técnicos e ingenieros alemanes en la industria militar española, de carácter estatal; exploración de diversas vías de colaboración oficial a partir de 1958; autolimitación, en especial por parte alemana, en la cooperación bilateral entre 1960 y el final de la dictadura; multiplicación de los vínculos oficiales y privados de carácter bilateral desde 1975, y etapa de colaboración multilateral desde 1982, reforzada por las sinergias que proporcionaban la cooperación europea en sectores de alto nivel tecnológico de la industria de la defensa.

En la reconquista de algún grado de influencia en el plano militar en España, la RFA trató de aprovechar la voluntad de Madrid de reequilibrar su casi total dependencia de Estados Unidos, y desde los años setenta también de Francia, mediante la diversificación de socios internacionales. La principal baza de la industria militar alemana era su alto nivel tecnológico, sin olvidar la favorable predisposición de muchos militares españoles hacia todo lo alemán. El desembarco de las empresas alemanas en España se vio, sin embargo, limitado por las restricciones que la RFA, Estado no plenamente soberano, debía observar en lo relativo a las reexportaciones de sus ventas de armamento a países ajenos a la OTAN.

La incorporación de España a la Alianza Atlántica y la imbricación de los negocios hispano-alemanes de material militar en la lógica de la integración europea mejoraron notablemente la posición competitiva alemana, si bien su contribución a la modernización de las FAS —en términos de transferencia de equipos, cesión de licencias, etc.— estuvo en última instancia muy por detrás de las aportaciones, totalmente decisivas, de Estados Unidos y, en menor medida, de Francia. España no dejó de ser un modesto importador de armamento alemán, con un volumen de adquisiciones valorado en veinticinco millones de marcos en 1974 que fue ascendiendo hasta los doscientos millones en 1981-1982. Como elemento de comparación, baste considerar que este último año superaban a España, como compradores de material militar alemán no miembros de la OTAN, países como Argelia, Indonesia, Irak, Libia, Nigeria, Pakistán, Perú y Arabia Saudí 105.

A pesar de ello, la RFA contribuyó, en empresas y sectores estratégicos como la aeronáutica y el desarrollo de determinados armamentos, a la modernización de los ejércitos españoles como efecto derivado de los intereses del propio Gobierno alemán y de la actividad exportadora de la pujante industria germana. La colaboración en el sector de la defensa, más allá de las cesuras y altibajos que atravesó, fue una vertiente más, por lo general silenciosa, de la contribución alemana al mantenimiento de los vínculos entre España y el bloque de países occidentales, de la que se derivarían dinámicas propias que actuaron a favor de la paulatina modernización socioeconómica y de la integración internacional del país.


* Este trabajo se deriva de los proyectos «La modernización del sistema educativo y científico español en su dimensión internacional, 1953-1986» (MINECO, HAR 2014-58695-R) y «La política exterior de España, de la transición a la consolidación democrática (1986-2001)» (MINECO, HAR 2014-53618-P).

1 Lorenzo Delgado, Ricardo Martín y Rosa Pardo (coords.): La apertura internacional de España. Entre el franquismo y la democracia (1953-1986), Madrid, ­Sílex, 2016.

2 Véanse, con carácter general, Fernando Puell: Historia del Ejército en España, Madrid, Alianza Editorial, 2000; Miguel Platón: Hablan los militares. Testimonios para la historia (1939-1996), Barcelona, Planeta, 2001, y Jorge Ortega: La transformación de los ejércitos españoles (1975-2008), Madrid, UNED, 2008.

3 En especial en el marco del Programa Bär de 1943 y de otros programas especiales creados durante la Segunda Guerra Mundial. Véanse Rafael García Pérez: Franquismo y Tercer Reich. Las relaciones económicas hispano-alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1994, pp. 369-403, y Lucas Molina Franco: «Para Bellum». Las adquisiciones de material del Ejército de Tierra español durante la Segunda Guerra Mundial, Madrid, Ministerio de Defensa, 2016. Sobre las relaciones comerciales bilaterales y los suministros bélicos alemanes a España véanse, además, Jordi Catalán: La economía española y la Segunda Guerra Mundial, Barcelona, Ariel, 1995, y Elena San Román: Ejército e industria. El nacimiento del INI, Barcelona, Crítica, 1999. Para el contexto general véanse Ángel Viñas: Guerra, dinero, dictadura: ayuda fascista y autarquía en la España de Franco, Barcelona, Crítica, 1984, y Christian Leitz: Economic Relations between Nazi Germany and Franco’s Spain (1936-1945), Oxford, Clarendon Press, 1996.

4 Sobre el caso de Estados Unidos hay una amplia bibliografía. Cabe destacar, Antonio Marquina: España en la política de seguridad occidental, 1939-1986, Madrid, Ediciones Ejército, 1986, pp. 498-574; John R. Dabrowski: The United States, NATO and the Spanish Bases, 1949-1989, tesis doctoral, Kent State University, 1996, y Ángel Viñas: En las garras del águila. Los pactos con Estados Unidos, de Francisco Franco a Felipe González (1945-1995), Barcelona, Crítica, 2003, pp. 159-207. Sobre Francia véanse Esther M. Sánchez Sánchez: «Armamento e instrucción militar. Francia y la modernización del Ejército español, 1948-1975», Ayer, 63 (2006), pp. 211-232; íd.: «French Military Action in Spain from Dictatorship to Democracy: Arms, Technology and Convergence», Journal of Contemporary History, 50, 2 (2015), pp. 376-399, y Carlota García Encina: «Las Fuerzas Armadas españolas en la década de los sesenta: ¿Francia, una alternativa al “amigo americano”?», Aportes, 87, año 30 (2015), pp. 81-114.

5 Sandra Rebok (ed.): Traspasar fronteras. Un siglo de intercambio científico entre España y Alemania/Über Grenzen hinaus. Ein Jahrhundert deutsch-spanische Wissenschaftsbeziehungen, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Deutscher Akademischer Austausch-Dienst., 2010.

6 Carlos Collado: España, refugio nazi, Madrid, Temas de Hoy, 2005.

7 Nuria Puig Raposo y Adoración Álvaro Moya: «Misión imposible: la expropiación de las empresas alemanas en España, 1945-1975», Investigaciones de Historia Económica, 7 (2007), pp. 103-132, y Carlos Collado: «La República Federal de Alemania y el restablecimiento de la presencia industrial de anteguerra en España», Iberoamericana. América Latina, España, Portugal, 7, 26 (2007), pp. 109-122.

8 Elena San Román: Ejército e industria... Sobre las FAS durante la dictadura de Franco véanse, entre otros, Gabriel Cardona: El gigante descalzo: el ejército de Franco, Madrid, Aguilar, 2003; íd.: El poder militar en el franquismo, Barcelona, Flor del Viento, 2008, y Fernando Puell y Sonia Alda (eds.): Los ejércitos del franquismo (1939-1975), Madrid, Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado, 2010.

9 Santiago Manuel López García: El saber tecnológico en la política industrial del primer franquismo, tesis doctoral, Universidad Complutense, 1994, pp. 254-257; Birgit Aschmann: «Treue Freunde...»?: Westdeutschland und Spanien, 1945-1963, Stuttgart, Franz Steiner, 1999, pp. 334-341, y Walter Lehmann: Die Bundesrepublik und Franco-Spanien in den 50er Jahren, Múnich, Oldenbourg, 2006, pp. 128-157.

10 Walter Lehmann: Die Bundesrepublik..., pp. 128-129.

11 Santiago López: «Las ciencias aplicadas y las técnicas: la Fundación Nacional de Investigaciones Científicas y Ensayos de Reformas y el Patronato Juan de la Cierva del CSIC (1931-1961)», en Ana Romero de Pablos y María Jesús Santesmases (eds.): Cien años de política científica en España, Bilbao, Fundación BBVA, 2008, pp. 79-106, esp. p. 100; Albert Presas: «La inmediata posguerra y la relación científica con Alemania», en Ana Romero de Pablos y María Jesús Santesmases (eds.): Cien años de política científica en España, Bilbao, Fundación BBVA, 2008, pp. 173-209; íd.: «Technoscientific Synergies between Germany and Spain in the Twentieth Century: Continuity amid Radical Change», Technology and Culture, 51, 1 (2010), pp. 80-98; íd.: «Technological Transfer as a Political Weapon: Technological Relations between Germany and Spain from 1918 to the early 1950s», Journal of Modern European History, 6, 2 (2008), pp. 218-236, e íd.: «Un programa paperclip periférico: los esfuerzos del primer franquismo para acceder a la tecnología alemana», en Francisco A. González Redondo (coord.): Ciencia y técnica entre la paz y la guerra, 1714, 1814, 1914, Madrid, Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas, 2016, pp. 401-406.

12 Birgit Aschmann: «Treue Freunde...»?: Westdeutschland..., pp. 336-341, y Walter Lehmann: Die Bundesrepublik..., pp. 133-137-157.

13 José María Román y Arroyo: CASA. Los primeros 75 años, 1923-1998, Barcelona, Lunwerg, 1999.

14 Kyrill von Gersdorff, Helmut Schubert y Stefan Ebert: Flugmotoren und Strahltriebwerke. Entwicklungsgeschichte der deutschen Luftfahrantriebe von den Anfängen bis zu den internationalen Gemeinschaftsentwicklungen, Bonn, Bernard & Graefe, 2007, pp. 353-354.

15 Kyrill von Gersdorff: Ludwig Bölkow und sein Werk - Ottobrunner Innovationen, Bonn, Bernard & Graefe, 2002, pp. 121-122.

16 Birgit Aschmann: «Treue Freunde...»?: Westdeutschland..., pp. 346-253; Walter Lehmann: Die Bundesrepublik..., pp. 129-133, y José María Manrique García y Lucas Molina Franco: CETME. Cincuenta años del fusil de asalto español, Madrid, La Esfera de los Libros, 2005.

17 Birgit Aschmann: «Treue Freunde...»?: Westdeutschland..., pp. 343-346, y Walter Lehmann: Die Bundesrepublik..., pp. 125-127.

18 Albert Presas: «La inmediata posguerra...», pp. 188-191.

19 Albert Presas: «La correspondencia entre José María Otero Navascués y Karl Wirtz, un episodio de las relaciones internacionales de la Junta de Energía Nuclear», Arbor, 659-660 (2000), pp. 527-602, y Carlos Pérez Fernández-Turégano: José María Otero Navascués. Ciencia y Armada en la España del siglo xx, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2012.

20 Birgit Aschmann: «Treue Freunde...»?: Westdeutschland..., pp. 335-336, y Walter Lehmann: Die Bundesrepublik..., p. 134.

21 Kyrill von Gersdorff, Helmut Schubert y Stefan Ebert: Flugmotoren und Strahltriebwerke..., pp. 353-354.

22 Hans J. Ebert, Johann B. Kaiser y Klaus Peters: Willy Messerschmidt - Pionier der Luftfahrt und des Leichtbaues. Ein Biographie, Bonn, Bernahrd & Graefe, 1992, pp. 316-330, sobre su etapa en España; pp. 331-339, sobre su etapa en Egipto, y pp. 340 y ss., sobre su etapa en la RFA.

23 Uli Jäger, Wolfgang Schwegler-Rohmeis y Wolfgang Berger: Rustung ohne Grenzen? Die bundesdeutsche Rüstungsexportpolitik und die Militarisierung der Dritten Welt, Tübingen, Verein für Friedenspädagogik Tübingen e.V, 1989, p. 58.

24 Walter Lehmann: Die Bundesrepublik..., p. 127.

25 Sobre la creación de la Bundeswehr véanse Martin Rink: Die Bundeswehr, 1950/1955-1989, Berlín, De Gruyter Oldenbourg, 2015; Klaus-Jürgen Bremm, Hans-Hubertus Mack y Martin Rink (eds.): Entschieden für Frieden. 50 Jahre Bundeswehr, 1955 bis 2005, Friburgo de Brisgovia, Rombach, 2005; Frank Nägler (ed.): Die Bundeswehr, 1955 bis 2005. Rückblenden, Einsichten, Perspektiven, Múnich, Oldenbourg, 2007, y Rudolf J. Schlaffer y Marina Sandig: Die Bundeswehr, 1955 bis 2015: Sicherheitspolitik und Streitkräfte in der Demokratie, Friburgo de Brisgovia, Rombach, 2015.

26 Michael Geyer: Deutsche Rüstungspolitik, Fráncfort del Meno, Suhrkamp, 1984, pp. 211 y 218-219. Véase también Dieter Kollmer (ed.): Militärisch-Industrieller Komplex? Rüstung in Europa und Nordamerika nach dem Zweiten Weltkrieg, Friburgo de Brisgovia, Rombach, 2015.

27 Birgit Aschmann: «“Die beste Visitenkarte Deutschlands” - Die ersten Fahrten der Bundesmarine nach Spanien», en Hartmut Klüver (ed.): Auslandseinsätze deutscher Kriegsschiffe im Frieden, Bochum, Winkler, 2003, pp. 135-146.

28 Informe del agregado militar «Offiziereaustausch zwischen der Bundesmarine und der spanichen Marine», Madrid, 26 de febrero de 1973, Bundesararchiv-Militärarchiv, Freiburg im Breisgau (en adelante BArch-MA), BW 1/9440.

29 Miguel Platón: Hablan los militares..., pp. 108-111.

30 Entre 1963 y 1982 hicieron cursos de Estado Mayor en Estados Unidos 49 oficiales españoles, muy por encima de quienes los cursaron en Francia (14), Italia (14), Alemania (5) y otros países; otros 179 hicieron cursos de operaciones en Estados Unidos, por encima de Alemania (38), Francia (21), Italia (2) y otros países (1), y 1.008 siguieron cursos de armas en Estados Unidos, por delante de Italia (16), Francia (13), Alemania (7) y otros países (48). Los datos en Carlos Barrachina: El regreso a los cuarteles: militares y cambio político en España (1976-1981), tesis doctoral, UNED, 2002.

31 Miguel Platón: Hablan los militares..., pp. 108-111.

32 Informe del agregado militar alemán, Madrid, 1 de febrero de 1982, BArch-MA, BW 4/989.

33 Los archivos conservan numerosas muestras de ello. En 1981, por ejemplo, el agregado militar alemán concluía tras visitar instalaciones del Ejército del Aire que «en conjunto quedó claro que la Luftwaffe alemana apenas puede beneficiarse de los conocimientos españoles». Véase Informe 60/81, Madrid, 10 de noviembre de 1981, BArch-MA, BW 4/989.

34 Informe 77/60, «Soldatenaustauschprogramm», Madrid, 17 de noviembre de 1960, BArch-MA, BW 4/12.

35 Informe del agregado militar alemán, Madrid, 15 de junio de 1982, BArch-MA, BW 4/986.

36 Entre 1953 y 1982, por cada oficial que podía hablar alemán había ocho que hablaban inglés y siete que hablaban francés. Datos de Carlos Barrachina: El regreso a los cuarteles...

37 Nota «Beziehungen der Bundeswehr zu den spanischen Streitkräften», 6 de noviembre de 1964, BArch-MA, BW 4/385.

38 Informe del agregado militar alemán, Madrid, 27 de abril de 1971, BArch-MA, BW 4/414.

39 Informe del agregado militar alemán, Madrid, 1 de febrero de 1982, BArch-MA, BW 4/987.

40 Informe 55/64 del agregado militar alemán, Madrid, octubre de 1964, BArch-MA, BW 4/13. Véase también Birgit Aschmann: «La República Federal de Alemania y la imagen de Alemania en España, 1945-1963», Ayer, 69 (2008), pp. 129-154, esp. p. 147.

41 Departamento Blank: El nuevo ejército alemán, Madrid, Editora Nacional, 1956 (prólogo del general Jorge Vigón). El ideal de milicia del general Vigón, representante del pretorianismo hispano, se expresa en Jorge Vigón: El espíritu militar español. Réplica a Alfredo de Vigny, Madrid, Rialp, 1950, e íd.: Hay un estilo militar de vida, Madrid, Editora Nacional, 1953.

42 Informe 77/60, Madrid, 17 de noviembre de 1960, BArch-MA, BW 4/12.

43 Carlos Collado: «Planes militares de Adenauer en España. El proyecto de instalación de bases militares de 1960», Espacio, Tiempo y Forma. Serie V, Historia Contemporánea, 4 (1991), pp. 97-116; Birgit Aschmann: «Treue Freunde...»?: West­deutschland..., pp. 361-373, y Walter Lehmann: Die Bundesrepublik..., pp. 149-174. Norstad estaba al corriente del proyecto por medio de los propios militares alemanes.

44 Carlos Sanz Díaz: «Portugal, España y la República Federal de Alemania en el sistema de seguridad occidental. La base aérea de la OTAN de Beja (Portugal) y sus implicaciones multilaterales en los años sesenta», en Michel Dumoulin y Antonio Ventura (eds.): Portugal y España en la Europa del siglo xx, Cuacos de Yuste, Fundación Academia Europea de Yuste, 2005, pp. 301-326.

45 Fueron entre nueve y quince los pilotos españoles beneficiarios por el citado acuerdo de septiembre de 1965. Véase Nota «Deutsch-Spanische militärische Zusammenarbeit», 28 de abril de 1966, BArch-MA, BW 1/128957, y Acuerdo sobre entrenamiento de dieciocho pilotos españoles, 1 de septiembre de 1969, BArch-MA, BW 1/249470.

46 Carta del ministro de Defensa von Hassel al ministro de Asuntos Exteriores Schröder, 8 de junio de 1966, anexo «Bisherige deutsch-spanische militärische Zusammenarbeit», BArch-MA, BW 1/128957.

47 Véase el artículo de Esther M. Sánchez Sánchez en este dosier.

48 Superados por Reino Unido y Francia en Europa, y por Estados Unidos y la Unión Soviética fuera de ella. Véase Uli Jäger, Wolfgang Schwegler-Rohmeis y Wolfgang Berger: Rustung ohne Grenzen?..., p. 21.

49 Esther M. Sánchez Sánchez: « Armamento e instrucción militar...», p. 222.

50 Uli Jäger, Wolfgang Schwegler-Rohmeis y Wolfgang Berger: Rustung ohne Grenzen?..., pp. 36-37.

51 Convenio entre el Ministerio de Defensa de la RFA y el Ministerio del Aire español, 1 de octubre de 1970, BArch-MA, BW 1/44125.

52 Jorge Ortega: La transformación de los ejércitos..., p. 233, n. 19.

53 Fueron adquiridas en 1965. Documentación en BArch-MA, BW 1/1974.

54 Informe 5/73, Madrid, 29 de enero de 1973, BArch-MA, BW 4/3037. MBB era el principal consorcio alemán en materia aeronáutica y aeroespacial, creado por la fusión en 1969 de Messerschmidt, Bölkow y Blohm. Su presencia en España se derivaba de los trabajos de Willy Messerschmidt y su equipo en HASA. Véase Kyrill von Gersdorff: Ludwig Bölkow und sein Werk..., p. 64. En 1980 MBB era el segundo mayor accionista extranjero de CASA tras la estadounidense Nothrop, con 11 y 13 por 100 del capital respectivamente. Véase informe 13/80, Madrid, 1 de abril de 1980, BArch-MA, BW 4/988.

55 Informe «Zusammenarbeit zwischen deutschen und spanischen Rüstungsfirmen», 20 de mayo de 1980, BArch-MA, BW 1/184329.

56 Nota «Lieferung von Kampfpanzer “Leopard” an Spanien», s. f. [abril de 1970], BArch-MA, BW 1/44133, y Die Kabinettsprotokolle der Bundesregierung Band 23, 1970, Berlín, De Gruyter Oldenbourg, 2014, p. 202.

57 Wilson y Schmidt trataron la cuestión durante la vista del segundo a Londres en la primavera de 1970. El británico no expresó objeciones a la venta de los cañones, pero pidió a cambio a Schmidt que influyera sobre Madrid para el levantamiento del cierre de la Verja de Gibraltar ordenador por Franco en 1969. Véase Nota del Auswärtiges Amt (Ministerio de Asuntos Exteriores de la RFA) «Ausfuhr von Leopard-Panzern nach Spanien», 5 de noviembre de 1970, Politisches Archiv des Auswärtigen Amtes (en adelante PA-AA) (Archivo Político del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán), ref. IA4, Bd. 394.

58 Nota «Spanien; Kampfpanzer Leopard», 26 de febrero de 1971, BArch-MA, BW 1/44133.

59 «Espagne. Le matériel militaire fabriqué en commun avec la France pourra être exporté vers d’autres pays», Le Monde, 24 de junio de 1970, y «Leopard via Spanien nach Lybien?», Süddeutsche Zeitung, 3 de junio de 1970.

60 Sobre las FAS en la transición y primera etapa democrática véase el balance de Carlos Navajas: «Las Fuerzas Armadas y la sociedad de la España democrática: un estado de la cuestión», Ayer, 104 (2016), pp. 231-246. Además véanse, entre otros, Raquel Barrios Ramos: El proceso de transición democrática de las Fuerzas Armadas españolas, 1975-1989, Madrid, Ministerio de Defensa, 2006; Fernando Puell: La transición militar, documento de trabajo 6/2012, Fundación Transición Española, 2012; íd.: «La política de seguridad y defensa», en Álvaro Soto Carmona y Abdón Mateos López (dirs.): Historia de la época socialista. España, 1982-1996, Madrid, Sílex, 2013, pp. 43-63, y Carlos Navajas: «El fin del “problema militar”. La “modernización” de los Ejércitos durante la primera época socialista (1982-1996)», Ayer, 84 (2011), pp. 51-72.

61 Antonio Muñoz Sánchez: El amigo alemán. El SPD y el PSOE de la dictadura a la democracia, Barcelona, RBA, 2012.

62 Informe 11/75, Madrid, 3 de marzo de 1975, BArch-MA, BW 4/3036.

63 Nota para la visita de Schnell a España, 21 de mayo de 1980, BArch-MA, BW 1/184329.

64 Nota «Möglichkeiten und Grenzen deutsch-spanischer Rüstungsbeziehungen», 21 de mayo de 1980, BArch-MA, BW 1/184329.

65 Informe de Schnell para el ministro de Defensa Hans Apel sobre su visita a España del 26 al 30 de mayo de 1980, 6 de junio de 1980, BArch-MA, BW 1/184329.

66 Informe 34/80, Madrid, 4 de noviembre de 1980, BArch-MA, BW 4/988, e informe 22/83, Madrid, 8 de abril de 1983, BArch-MA, BW 4/990.

67 Informe 08/80, Madrid, 3 de marzo de 1980, BArch-MA, BW 2/988.

68 Informe 34/80, Madrid, 4 de noviembre de 1980, BArch-MA, BW 4/988. Véase sobre estas cuestiones José María García Alonso: La base industrial de la defensa en España, Madrid, Ministerio de Defensa, 2010.

69 Informe del embajador alemán en Madrid, Guido Brunner, «Deutsch-spanisch rüstungstechnische Zusammenarbeit», 20 de diciembre de 1983, en Akten zur Auswärtigen Politik der Bundesrepublik Deutschland 1983 (en adelante AAP-BRD), doc. 387, Múnich, Oldenbourg, 2014.

70 Informe 21/80, Madrid, 3 de junio de 1980, BArch-MA, BW 4/988.

71 Informe 03/80, Madrid, 22 de enero de 1980, BArch-MA, BW 4/988. España compró además a la RFA cincuenta y cuatro tanques usados M-48 Patton de fabricación estadounidense. Véase «Lieferungen von Überschußmaterial der Bundeswehr an Spanien», Madrid, 21 de mayo de 1980, BArch-MA, BW 1/184329.

72 Informe 5/73, Madrid, 29 de enero de 1973, BArch-MA, BW 4/3037.

73 Los primeros aparatos se montaron en Getafe en 1980. Véanse Informe 64/81, Madrid, 8 de diciembre de 1981, BArch-MA, BW 4/989, y Kyrill von Gersdorff, Ludwig Bölkow und sein Werk..., p. 226.

74 Véase Carlos Yárnoz: «Helicópteros españoles fabricados por CASA fueron revendidos en 1987 a Chile por Alemania Occidental», El País, 29 de mayo de 1988.

75 Informe «Zusammenarbeit zwischen deutschen und spanischen Rüstungsfirmen», Madrid, 20 de mayo de 1980, BArch-MA, BW 1/184329.

76 Informe 08/80, Madrid, 3 de marzo de 1980, BArch-MA, BW 2/988.

77 Nota «Möglichkeiten und Grenzen deutsch-spanischer Rüstungsbeziehungen», 21 de mayo de 1980, BArch-MA, BW 1/184329; informe del embajador Brunner sobre la entrevista entre los ministros de Defensa Manfred Wörner y Narcís Serra, Madrid, 29 de febrero de 1984, AAP-BRD 1984, doc. 67, Múnich, Oldenbourg, 2015. España cerró en 1982 el contrato para vender 250 BMR-600 a Egipto y comenzó las entregas de vehículos en 1984.

78 Carlos Yárnoz: «El Gobierno no autoriza la venta de sesenta helicópteros de combate a Irak», El País, 25 de junio de 1985, e íd.: «Varias industrias continúan exportando armamento para los ejércitos de Irán e Irak a través de intermediarios», El País, 16 de marzo de 1984.

79 Carlos Yárnoz: «Helicópteros españoles...».

80 Informe 25/83, Madrid, 19 de abril de 1983, BArch-MA, BW 4/990.

81 Jorge Ortega La transformación de los ejércitos..., p. 91.

82 Jean-Paul Hébert y Jean Hamiot (dirs.): Histoire de la coopération européenne dans l’armement, París, CNRS, 2004, y David Burigana: «La coopération en matière de production d’armements en Europe, évolutions et débats des années 1950 à nos jours», en Birte Wassenberg, Giovanni Faleg y Martin Mlodecki (eds.): L’OTAN et l’Europe. Quels liens pour la sécurité et la défense européenne ?, Bruselas, PIE-Peter Lang, 2010, pp. 53-74.

83 Conversación del canciller Schmidt con Suárez, Hamburgo, 22 de abril de 1981, AAP-BRD 1981, doc. 111, Múnich, Oldenbourg, 2012; conversación del ministro de Exteriores Genscher con el presidente Calvo-Sotelo, Madrid, 9 de febrero de 1982, AAP-BRD 1982, doc. 48, Múnich, Oldenbourg, 2013, y conversación del canciller Kohl con el presidente González, Madrid, 18 de mayo de 1984, AAP-BRD 1984, doc. 143, Múnich, Oldenbourg, 2015.

84 Informe 60/81, Madrid, 10 de noviembre de 1981, BArch-MA, BW 4/989.

85 Informe 19/84, Madrid, 6 de marzo de 1984, BArch-MA, BW 4/991.

86 «Verdacht der Korruption», Der Spiegel, 51 (1984).

87 Informe 48/83, Madrid, 31 de noviembre de 1983, BArch-MA, BW 4/990. Sobre la importantísima reforma que supuso la Ley Orgánica 1/1984, de 5 de enero, de reforma de la Ley Orgánica 6/1980, de 1 de julio, por la que se regulan los criterios básicos de la defensa nacional y la organización militar (Boletín Oficial del Estado, núm. 6, de 7 de enero de 1984, pp. 389-390), véase el estudio de su artífice Narcís Serra: La transición militar. Reflexiones en torno a la reforma democrática de las fuerzas armadas, Barcelona, Debate, 2008, Asimismo, véase Carlos Navajas: «“No más golpes de Estado”: la política de defensa de Narcís Serra (1982-1986)», Historia del presente, 8 (2006), pp. 103-120.

88 Informes anuales del agregado militar en Madrid sobre las relaciones bilaterales correspondientes a 1981 (1 de febrero de 1982), BArch-MA, BW 4/989); 1982 (1 de febrero de 1983), BArch-MA, BW 4/987); 1983 (18 de enero de 1984), BArch-MA, BW 4/991), y 1984 (11 de enero de 1985), BArch-MA, BW 4/992).

89 Narcís Serra: «La política española de defensa», ReiS, 36 (1986), pp. 173-188.

90 Telegrama 419/83 del agregado militar alemán en Madrid, «Rüstungspolitische Zusammenarbeit mit Spanien», 19 de abril de 1983, BArch-MA, BW 4/990.

91 Informe 9/83, «Kampferproduktion in Spanien», Madrid, 15 de febrero de 1983, BArch-MA, BW 4/990.

92 Brunner al Auswärtiges Amt, Madrid, 13 de diciembre de 1984, AAP-BRD 1984, doc. 334, Múnich, Oldenbourg, 2015, y «Verdacht der Korruption», Der Spiegel, 51 (1984).

93 «El Congreso absuelve a Felipe González en el “caso Flick”», El País, 1 de marzo de 1985.

94 Jorge Ortega: La transformación de los ejércitos..., pp. 234-236.

95 Carlos Yárnoz: «Técnicos españoles y alemanes han presentado el diseño del futuro carro de combate para el Ejército», El País, 24 de mayo de 1984.

96 Informe 65/81, Madrid, 1 de diciembre de 1981, BArch-MA, BW 4/989, y «Panavia actions in Spain», Madrid, 20 de mayo de 1980, BArch-MA, BW 1/184329.

97 Informe 14/83, «Tornado und Faca-Programm», Madrid, s. f. (marzo de 1983), BArch-MA, BW 4/990.

98 Sobre sus orígenes véase Yohan Droit: «L’European Fighter Aircraft: le rendez-vous manqué de la coopération aéronautique européenne 1978-1985», Histoire, économie & société, 29, 4 (2010), pp. 103-116.

99 Conversación entre Kohl y González, Bonn, 30 de septiembre de 1985, AAP-BRD 1985, doc. 265, Múnich, Oldenbourg, 2016.

100 Jorge Ortega: La transformación de los ejércitos..., pp. 275-276.

101 Informe 56/84, Madrid, 25 de octubre de 1984, BArch-MA, BW 4/992.

102 Informe 26/80, Madrid, 1 de julio de 1980, BArch-MA, BW 4/988.

103 Informe sobre la entrevista entre Wörner y Serra, Madrid, 29 de febrero de 1984, AAP-BRD 1984, doc. 67, Múnich, Oldenbourg.

104 Jorge Ortega: La transformación de los ejércitos..., pp. 259-260.

105 Michael Brzoska: Rüstungsexportpolitik. Lenkung, Kontrolle und Einschränkung bundesdeutscher Rüsrungsexporte in die Dritte Welt, Fráncfort del Meno, Haag + Herchen, 1986, p. 239.