Ayer 115/2019 (3): 105-130
Sección: Dosier
Marcial Pons Ediciones de Historia
Asociación de Historia Contemporánea
Madrid, 2019
ISSN: 1134-2277
DOI: 10.55509/ayer/115-2019-05
© Borja de Riquer i Permanyer
Recibido: 20-01-2017 | Aceptado: 04-05-2018
Editado bajo licencia CC Attribution-NoDerivatives 4.0 License

Francesc Cambó y la CHADE. ¿Qué hace un político «nuevo» presidiendo una multinacional corruptora?

Borja de Riquer i Permanyer

Universitat Autònoma de Barcelona
borja.riquer@uab.cat

Resumen: El político catalanista Francesc Cambó fue el presidente de la Compañía Hispano Americana de Electricidad (CHADE), la más importante inversión española en el extranjero y la principal empresa eléctrica de América Latina. El éxito económico de esta empresa, que permitió a Cambó enriquecerse de forma notable, se debió en gran medida a la influencia lograda en Argentina gracias a la corrupción política. Cambó, que conocía los procedimientos utilizados por su compañía —gastos confidenciales a periodistas y funcionarios, sobornos a políticos, ventajas fiscales, etc.—, nunca condenó estas prácticas, aunque le desagradaban. Consideraba que la corrupción era una enfermedad muy difícil de curar y que ante ella debía actuarse con discreción y prudencia, evitando siempre el escándalo público. Él mismo y sus biógrafos han ocultado que en 1945 fue acusado de cooperación con el cohecho y defraudación a la Administración Pública y que logró evitar ser procesado gracias a la intervención de Juan Domingo Perón. Sus responsabilidades en la gestión corruptora de la CHADE sin duda contribuyeron a que el ambicioso «político nuevo» de principios de siglo xx acabara convertido en un acaudalado conservador, incapaz de asumir ningún riesgo político.

Palabras clave: Cambó, CHADE, Argentina, corrupción política, Perón, CADE, Sofina.

Abstract: The Catalan politician Francesc Cambó was the president of theHispanic American Electricity Company (CHADE), the most important foreign Spanish investment of its time, and the principal electric company in Latin America. The economic success of CHADE was largely due to the influence achieved by the company in Argentina through political corruption. As a result, Cambó became remar­kably rich. He was fully aware of the procedures used by his company, such as secretly paying expenses to journalists and officials, bribes to po­li­ticians, tax advantages, etc. Although he disliked these practices, he never condemned them. He considered corruption a very difficult ­disease to treat and, therefore, it required discretion, prudence, and, above all, the avoidance of public scandal. Cambó and his biographers intentionally hid that in 1945 he was accused of bribery and defrauding the public administration, although he managed to avoid prosecution due to the personal intervention of Juan Domingo Perón. The responsibility of Cambó —an ambitious «new politician» of the early twentieth century— in the corrupt management of CHADE undoubtedly led him to become a wealthy conservative, unable to assume any political risk.

Keyword: Cambó, CHADE, Argentina, political corruption, Perón, CADE, Sofina.

Los estudios biográficos sobre el político catalanista Francesc Cambó —e incluso sus propios escritos— otorgan una escasa relevancia a su actuación como presidente de la Compañía Hispano Americana de Electricidad (en adelante CHADE), desde 1920 hasta su muerte en 1947 1. Es conocido que la presidencia de esta multinacional eléctrica le permitió establecer unas relaciones privilegiadas con importantes hombres de negocios y que le proporcionó una fortuna considerable. Ahora bien, es sorprendente que se haya ocultado que la CHADE fue una empresa que se vio envuelta en grandes escándalos en Argentina, que fue considerada una de las compañías más corruptas del país y que el propio Cambó, en 1945, fue acusado de cooperación «con el cohecho como sobornador y consiguiente defraudación a la Administración Pública» 2.

En la investigación realizada hemos localizado correspondencia de Cambó y otros directivos de la CHADE, de su sucesora, la Compañía Argentina de Electricidad (en adelante CADE) 3, y del principal propietario de ambas, el holding de la Société Financière de Transports et d’Enterprises Industrielles (en adelante Sofina) 4, así como documentación reservada —informes confidenciales, telegramas en clave, etc.— de estas sociedades. Esta documentación, junto con la consultada en diversos archivos públicos y privados 5, ha permitido elaborar un estudio sobre la estrategia corruptora de la CHADE y del papel que en todo ello desempeñó Francesc Cambó 6.

Cambó estuvo siempre preocupado por ofrecer la imagen de ser un político «nuevo» frente a los desprestigiados líderes de los partidos dinásticos. Él mismo estaba notablemente preocupado por saber cómo pasaría a la historia 7. En sus memorias nos ofrece una autoimagen de cómo, siendo el político más preparado para gobernar en España, no logró su objetivo a causa de las envidias y la hostilidad que provocaba su catalanidad. En sus numerosas biografías se insiste en defender esta imagen de político con gran capacidad de iniciativa y casi un ejemplo de rectitud política y de honestidad. A la luz de lo que explicaremos es lícito preguntarse si su fracaso político estuvo también condicionado por haber priorizado unos intereses empresariales que le forzaron a modificar sus arriesgadas ambiciones políticas.

1920: Cambó, el hombre clave de la operación CHADE

En 1919, la Compañía Alemana Transatlántica de Electricidad (CATE) 8, la mayor inversión alemana en el extranjero, la primera compañía de electricidad de América Latina y la que proporcionaba la mayoría de esta energía al gran Buenos Aires, estaba en grave peligro. La derrota alemana en la Gran Guerra había dejado a la compañía en una situación comprometida, dado que podía ser incautada fácilmente por las potencias vencedoras en aplicación de las medidas sobre las reparaciones de guerra acordadas en el Tratado de Versalles. Para evitarlo, el máximo dirigente de la AEG y también destacado político, Walter Rathenau 9, y el consejero delegado de la Sofina, Dannie Heineman 10, organizaron una compleja operación de ingeniería financiera consistente en la venta ficticia de la CATE a unos compradores de un país neutral durante el conflicto. El país escogido fue España y el hombre clave para dirigir aquella operación sería el político catalanista Francesc Cambó.

¿Por qué fue elegido Cambó para dirigir una arriesgada operación que suponía movilizar unos 270 millones de pesetas de la época? A parte de su prestigio político como ministro de Fomento del Gobierno de Antonio Maura (marzo-noviembre de 1918), Cambó reunía otras características que lo convertían en idóneo para aquella operación: conocía bien el capital financiero español —era consejero delegado de la Banca Arnús desde 1910—, estaba muy interesado en el gran potencial de la electricidad —había sido el promotor de una Exposición de Industrias Eléctricas que debía celebrarse en Barcelona en 1915 y era consejero de la Compañía Catalana de Gas y Electricidad— y también se había dedicado a promover las relaciones con Latinoamérica —en 1911 había creado en Barcelona el Instituto de Economía Americana (IDEA), más conocido como la Casa de América—.

Cambó encontró con facilidad los socios españoles que aparentarían comprar toda la CATE, que fueron los bancos Central, Vizcaya, Urquijo y Arnús Garí 11. La operación se formalizó en Berlín y en Madrid durante la primera mitad de 1920 en que se constituyó la nueva sociedad, la Compañía Hispano Americana de Electricidad (CHADE), que adquiría la totalidad del patrimonio de la CATE 12. Pese a que los españoles eran minoritarios, ya que solo representaban una quinta parte del capital, aparecían como los únicos propietarios y por eso inicialmente ocuparon todos los cargos dirigentes de la nueva sociedad. Cambó era el presidente del consejo de gobierno y el vicepresidente del consejo de administración 13. A partir de 1921 fueron incorporándose a la dirección de la CHADE los representantes del capital mayoritario, encabezados por el propio Heineman 14. Aquella fue, en cualquier caso, una oportunidad histórica para los españoles, ya que, pese a ser de un país de la periferia del capitalismo, pasaban a gestionar una de las mayores multinacionales de la electricidad. Además, habían realizado un espléndido negocio, ya que su inversión se duplicó en dos años 15.

La CHADE será, desde su creación, la principal inversión «española» en el extranjero; bien pronto fue la tercera empresa española por su volumen económico 16, la primera en proporcionar divisas a la hacienda pública 17 y también la primera en beneficios: la sociedad, entre 1920 y 1939, llegó a repartir dividendos espectaculares, como el del 20 por 100 en 1928.

Gracias a su presencia en la dirección de la CHADE, Francesc Cambó pudo incorporarse al mundo de los altos negocios formando parte de numerosos consejos de administración, empezando por el de la propia Sofina 18. Allí pudo relacionarse con destacados dirigentes empresariales y con políticos influyentes 19. No es una exageración afirmar que Francesc Cambó fue durante aquellos años el político español con mejores relaciones en el mundo internacional de los negocios.

Cambó, millonario y mecenas

Presidir la CHADE, ser consejero de la Sofina y de otras muchas compañías proporcionó a Cambó una considerable fortuna, que hoy evaluaríamos en varios centenares de millones de euros. Gracias a su correspondencia privada sabemos las cuantiosas «tantièmes» (comisiones) que se otorgaron los promotores de la operación CHADE: desde 1920 hasta 1927 tanto Cambó como Heineman percibieron el 1,52 por 100 de los beneficios de la CHADE y después de esta fecha ya «solo» el 1,25 por 100 20. Hacia el año 1940 Cambó poseía unas 20.000 acciones de la compañía, que tenían un valor nominal de unos cuatro millones de pesetas, pero que en la bolsa de Zúrich se cotizaban a más del 715 por 100, cosa que le proporcionaba unos ingresos anuales muy considerables 21. Estas ganancias le permitieron en pocos años construir un importante patrimonio inmobiliario gracias a una inteligente estrategia inversora 22. Sin embargo, buena parte de su fortuna (valores, dinero, etc.) la tenía depositaba en diferentes bancos en Suiza. En el verano de 1940, creyendo que los nazis podrían controlar toda Europa, Cambó ordenó transferir a diversos bancos de Estados Unidos, de Canadá y de Argentina la mayor parte de su fortuna. En total envió bienes por un valor de unos tres millones de dólares de entonces, cantidad que hoy podría significar unos 300 millones de euros 23. Y eso sin contar el valor de su excepcional colección de pintura, una parte de la cual también se la llevó a América, mientras el resto se quedó en Lausana (Suiza) 24.

Deben señalarse igualmente otros aspectos importantes de la imagen de Francesc Cambó, como su destacado papel como el gran mecenas de la alta cultura catalana 25. Por otra parte, su voluntad de aparentar ser un político nuevo quedó bien reflejada en la creación en 1926 del Servei d’Estudis Polítics i Econòmics 26.

El presidente de una compañía corruptora

Pese a residir en Europa hasta 1940, Francesc Cambó fue colocando a hombres de su total confianza en la dirección de la CHADE de Buenos Aires: primero a Rafael Vehils 27, después a Antoni Bausili y, más tarde, a Josep Maria Casabó 28. Estos le mantenían informado constantemente de la situación real y de los problemas que tenía la compañía. De esta forma estaba al día, controlaba la gestión de la CHADE y tenía perfecto conocimiento de los métodos que utilizaban los directivos de Buenos Aires. Porque la CHADE obtenía unos excepcionales beneficios gracias a haber conseguido una gran influencia política tanto ante la municipalidad de Buenos Aires como ante diferentes Gobiernos argentinos.

Cambó tenía conocimiento de que su compañía pagaba a funcionarios y a políticos para que resolvieran los problemas que surgían. Incluso él mismo llegaría a preocuparse, en 1940, de «las proporciones que está adquiriendo el escándalo de los gastos confidenciales» 29. Sabía que su compañía daba dinero de forma regular a diarios de Buenos Aires y a algunos periodistas especializados en economía 30. Los directivos de la compañía sostenían que era imprescindible contar con la complicidad de los redactores de las secciones económicas de los diarios para contrarrestar las campañas contra la compañía y las investigaciones municipales sobre sus actividades. La CHADE incluso incorporó en su consejo de administración al redactor jefe de La Nación, el abogado y periodista Tito L. Arata, con lo que este importante diario porteño cambió de forma radical su actitud hacia la compañía 31.

Francesc Cambó sabía que un informe municipal de Buenos Aires redactado en 1933 por el concejal Germinal Rodríguez sobre las irregularidades y los fraudes de la CHADE cifraba en unos treinta y dos millones de pesos los abusos cometidos (tarifas elevadas, costos reales mal calculados, cobros indebidos, etc.). Y conocía que esta investigación se había parado gracias a la intervención del ministro de Hacienda, Federico Pinedo, que además era abogado de la CHADE 32. También conocía que el asunto de las irregularidades y abusos había pasado a un tribunal de arbitraje que, en junio de 1934, dictó una sentencia que reconocía que las tarifas cobradas indebidamente ascendían a un total de ochenta y siete millones de pesos, pero que todo debía dirimirse ante los tribunales 33. Los recursos presentados por los abogados de la CHADE ante la Corte Suprema lograron prolongar tanto el caso que los miles de usuarios estafados apenas pudieron cobrar las indemnizaciones.

De este modo, la compañía fue superando las investigaciones oficiales y los pleitos con los usuarios. Incluso logró que una comisión parlamentaria del Congreso de los Diputados creada en 1940 para investigar a los políticos supuestamente comprados por ella acabase fallando que no encontraba «procedimientos irregulares ni responsabilidades legales ni morales» 34. La compañía española parecía inexpugnable, ya que ni siquiera rebajó sus altas tarifas eléctricas, pese a que estaba obligada a ello a causa del enorme incremento de la productividad de sus «usinas» 35.

Francesc Cambó aceptaba que la CHADE —y después la CADE— estuviese totalmente sometida a la Sofina, hasta el punto de tener que suscribir un convenio secreto que otorgaba al holding belga unas comisiones exorbitantes gracias al control de las adquisiciones y las obras que hiciese la compañía 36. Él mismo estaba escandalizado de los términos de ese convenio e insistía en que fuese secreto, puesto que «de ser conocido en Argentina produciría un estallido de indignación» 37.

El mayor escándalo político protagonizado por la CHADE se produjo en diciembre de 1936 cuando, para lograr que el consejo deliberante de Buenos Aires aprobara una nueva concesión, la compañía sobornó a dieciséis concejales, la mayoría del Partido Radical. Hemos localizado un interesantísimo Informe confidencial. Política de empresa, elaborado por Rafael Vehils a principios de 1937, en el que se explica con todo detalle la actuación de la compañía durante la compleja negociación de la ordenanza 8.028 38. A lo largo de dieciséis páginas se explica cómo actuaron los dirigentes de la compañía hasta lograr la aprobación de la concesión. Allí aparecen reflejadas las dudas de los radicales y las presiones ejercidas por la compañía sobre el expresidente Marcelo T. Alvear. Se explica cómo la CHADE logró infiltrarse en las filas socialistas para dividir a este partido. Se cuenta que financiaron a sociedades de fomento de tendencia moderada para que se enfrentaran con las más reivindicativas y que ello les permitió ganar «la batalla de la calle». De la lectura de este informe se deduce que Rafael Vehils pagó a dieciséis concejales radicales y de la Concordancia un mínimo de 100.000 pesos a cada uno 39, y que el intendente de Buenos Aires, Mariano de Vedia y Mitre, recibió mucho más —se hablará de unos 500.000 pesos—. Igualmente la compañía se hizo cargo de las hipotecas que gravaban la nueva sede del Partido Radical en la calle Tucumán de Buenos Aires 40.

Cambó siguió desde Europa toda la compleja negociación e incluso envió un efusivo telegrama de felicitación a Heineman calificándole de ser «el general en jefe de esta batalla» 41. Diez años después, el propio Cambó se vio obligado a reconocer que en aquella escandalosa votación la CHADE había actuado «como si aún la Argentina fuese una colonia» y que la forma cómo se logró la concesión fue «una de las mayores afrentas que ha sufrido la Argentina» 42. Porque, en efecto, aquella votación se convirtió en un gran escándalo, denunciado por una parte de la prensa y por los partidos, sindicatos y entidades de la oposición. Tras este conflicto, en el lenguaje popular porteño surgió la palabra «chadista» como sinónimo de tramposo, corrupto o incluso del español «estraperlista».

Mientras esto pasaba en Argentina, en España la CHADE se beneficiaba de un favoritismo fiscal descarado. Como los dividendos repartidos se cobraban en moneda extranjera esto daba a la compañía una notable influencia. Un documento confidencial nos informa con detalle de que entre 1924 y 1937 la sociedad solo pagó al erario público español el 35 por 100 de los impuestos que le habrían correspondido 43 y que ello fue posible gracias a conseguir una serie de «modificaciones de leyes y reglamentos españoles logradas a petición de CHADE» 44.

Miedo al conflicto y, sobre todo, al escándalo

A partir de mediados de la década de 1930 entre los directivos de la CHADE empezó a cundir el miedo a que la compañía fuese investigada o incluso nacionalizada, como exigían las izquierdas y los movimientos populares porteños 45. El 1936 el estallido de la Guerra Civil Española alarmó a Francesc Cambó, ya que temía que el Gobierno republicano intentase intervenir la compañía o se pusiese de acuerdo con los socialistas de Buenos Aires para controlarla conjuntamente 46.

Cambó y Ventosa reaccionaron rápidamente y ya en agosto de 1936 propusieron a los otros directivos de la compañía repetir la historia de 1920: ahora debían «vaciar» la CHADE y pasar todo su patrimonio a una nueva sociedad, la Compañía Argentina de Electricidad (CADE), controlada por ellos mismos 47. Previendo que la operación de «desespañolizar» la compañía no agradaría a los militares sublevados, el mismo Joan Ventosa se desplazó a Burgos para explicar al general Franco que habían sido las autoridades de Buenos Aires, tanto de la municipalidad como el propio presidente de la república, el general Agustín P. Justo, quienes les habían obligado a argentinizar la sociedad en contra de su voluntad, cosa totalmente falsa 48. La CHADE continuaría existiendo, pero ahora sería una sociedad de cartera, es decir, no tendría otros bienes que las acciones de la CADE.

De forma bastante significativa, ni Francesc Cambó ni Joan Ventosa asistieron a la junta general extraordinaria de accionistas de la CHADE, celebrada en Bruselas el 9 de noviembre de 1936, donde se decidió oficialmente el traspaso de todos los bienes de la sociedad española a la argentina CADE. Aunque estaban en la capital belga, juzgaron más prudente no estar presentes en esa junta, ya que grupos falangistas habían empezado a calificar el acuerdo de «inicua acción» realizada por unos financieros que solo pensaban en «asegurar, sea cual fuere el porvenir de España, sus cuantiosas dietas» 49.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial puso de nuevo en peligro a la CHADE y a la Sofina. Las direcciones de ambas sociedades lograron huir de Bruselas a España y marchar luego hacia Estados Unidos, no sin antes haber traspasado todos los bienes de la CADE y de la CHADE a una sociedad panameña constituida por ellos, la Sovalles. Así, desde mediados de 1940 y hasta 1945, la mayoría de los dirigentes de la Sofina y de la CHADE vivirán en el continente americano (Estados Unidos y Argentina) o en España, mientras que una parte de sus bienes habían sido traspasados a sociedades panameñas o norteamericanas.

La situación de mayor peligro para la CHADE se produjo cuando Francesc Cambó ya residía en Buenos Aires 50. En efecto, su estancia en Argentina coincidió con los años más agitados de la compañía, cuestión que ha sido ocultada por sus biógrafos. El golpe militar de junio de 1943, que ponía fin a la etapa más corrupta de la historia argentina, fue acompañado de un generalizado proceso de investigaciones de las numerosas irregularidades administrativas perpetradas en los últimos años. En agosto de 1943 se constituyó la Comisión Investigadora de las Industrias Eléctricas, presidida por el coronel Matías Rodríguez Conde, que durante un año y medio realizará una exhaustiva investigación sobre las actividades de la CHADE y la CADE 51. La Comisión logró hacerse con la documentación de la compañía, interrogó y detuvo a sus principales directivos —René Brosens, Rafael Vehils, Andreu Bausili, Mariano de Foronda junior, etc.— y encarceló a la mayoría de los concejales sobornados en 1936. De este modo las vergüenzas de la compañía empezaron a ser descubiertas. Que los militares estaban dispuestos a ir hasta el final pareció reflejarlo la sonada detención del exministro español Rafael Benjumea Burín, conde de Guadalhorce, presidente de la compañía Chadopyf, acusado de malversación de fondos y de estafa 52.

Cambó, que también era exministro, pensó que podía seguir el mismo camino. Gracias a la valija diplomática ofrecida por el embajador español José Muñoz Vargas, conde de Bulnes, el político catalanista pudo estar en contacto permanente con Ventosa, que residía en Barcelona, y con Heineman, que vivía en Nueva York. Cambó y Bulnes proponían negociar con el Gobierno argentino reconociendo el «error» de la concesión de 1936, para así poder salvar la compañía de una previsible incautación. Pero frente a esta actitud pactista, la posición de Heineman y Joan Ventosa era que no se podía negociar mientras la compañía fuese acosada ni reconocer ninguna irregularidad. Un telegrama escrito por Ventosa resumía claramente esta posición: «Estimo preferible perjuicio mayor reparable más tarde, que perjuicio menor pero consentido» 53.

Los dirigentes de la compañía tenían miedo al escándalo, a que las corruptelas practicadas por la CHADE se hicieran públicas tanto en Argentina como en España. El embajador español hizo todo lo posible por evitar que se divulgasen noticias sobre estas investigaciones 54. Bulnes consideraba que la publicación del informe de la comisión sería «fatal y escandaloso» y constituiría un «serio peligro para la compañía y para personalidades españolas aquí residentes» 55; sin duda se refería a Francesc Cambó. Este era consciente de que estaba en franca minoría dentro de su compañía y al sentirse desautorizado amenazó con dimitir, cosa que no llegó a realizar 56.

El 15 de febrero de 1945 la comisión investigadora entregó al Gobierno su informe en el que se explicaba con pruebas las irregularidades y los delitos cometidos por la CHADE y la CADE desde 1920. La comisión proponía la nacionalización de la compañía y el procesamiento de los concejales sobornados en 1936, de diversos políticos argentinos y de los directivos de la compañía que residían en Buenos Aires, así como de los que vivían en el extranjero, entre ellos Dannie Heineman y Joan Ventosa. Todos ellos, se decía, «incurrieron en el delito de cohecho como sobornadores y consiguiente defraudación a la Administración Pública». La comisión añadía que «presuntamente han participado de los mismos delitos, cooperando en la ejecución de los hechos que no podían ignorar, dado el empleo que desempeñaban y de cuyos efectos se beneficiaron, los siguientes integrantes del Directorio y del Comité de la CADE: Francisco de Asís Cambó y Batlle» 57. Es decir, se pedía el procesamiento de prácticamente toda la dirección de la compañía, así como de algunos destacados políticos argentinos 58.

Hacer servir las influencias políticas

En los momentos más graves para la compañía fue cuando se hicieron más evidentes sus influencias políticas y su capacidad de presión sobre los Gobiernos. Así, ante las primeras reticencias de algu­nos franquistas que censuraban el egoísmo de los directivos de la CHADE, estos esgrimirán los méritos políticos de la compañía: las cuantiosas divisas pagadas a la hacienda española, los impuestos no abonados al Gobierno rojo durante la guerra, las ayudas prestadas a Calvo Sotelo durante la Dictadura de Primo de Rivera y los créditos concedidos al Gobierno de Franco para la compra del trigo argentino 59. Y gracias a estos méritos también la CHADE pudo pagar menos de lo que le tocaba cuando en 1939 tuvo que liquidar los impuestos no pagados durante la Guerra Civil y los costes de su transformación en sociedad de cartera 60.

Mayor trascendencia tuvo la intervención del Gobierno franquista en favor de la compañía durante la investigación argentina que afectó a la CHADE en los años 1943-1945. Entonces la compañía logró movilizar en su favor al ministro de Asuntos Exteriores, conde de Jordana; al de Industria y Comercio, Demetrio Carceller; al de Justicia, Eduardo Aunós, y al de Hacienda, Joaquín Benjumea Burín, hermano del conde de Guadalhorce. Todos ellos presionaron al embajador argentino en Madrid y a sus colegas argentinos para evitar que el asunto de la CHADE acabara en un grave conflicto entre los dos países.

Cuando se trataba de problemas en Argentina, la CHADE y la CADE no dudaban en recurrir a sus numerosos amigos políticos. La nómina de estos era realmente larga e impresionante, ya que incluye desde presidentes como Alvear, Justo, Ortiz, Castillo y Perón, hasta numerosos ministros como Pinedo, Hueyo y Saavedra, y a no pocos senadores, diputados, intendentes y concejales.

Sin duda el caso más espectacular de trato de favor recibido por la compañía se produjo en febrero de 1945, cuando el vicepresidente del Gobierno y ministro de la Guerra y de Trabajo, el coronel Juan Domingo Perón, desautoriza la labor de investigación realizada por la Comisión Rodríguez Conde, prohíbe la difusión de su informe y evita así la incautación de la compañía y el procesamiento de su dirección, entre ellos del propio Francesc Cambó. Años después, uno de los directores de la CHADE, el belga René Brosens, lo reconoció claramente: «Perón ayudó a tapar el informe sin recibir plata» 61. La primera afirmación es cierta, pero no así la segunda parte de la frase, que es falsa, ya que hay testigos de que «los accionistas extranjeros de la compañía» contribuyeron a financiar la campaña electoral de Perón de febrero de 1946, la que le llevaría a la presidencia de Argentina 62.

¿Por qué intervino Perón? La respuesta es compleja dado que hubo diversos factores que condicionaron su actitud. Por una parte estaban las especiales relaciones personales entre Perón y Brosens 63. Parece claro que este pudo convencer al coronel de que era peligroso enfrentarse a compañías tan poderosas como la Sofina y la CHADE que podían dejar a oscuras todo el gran Buenos Aires 64. El mismo Perón afirmó años después que no le convenía al débil Gobierno militar de entonces un enfrentamiento con una compañía que podía movilizar en su ayuda a las embajadas de Estados Unidos, Gran Bretaña, Suiza y España, y que Argentina no contaba ni con la «capacidad técnica» para hacer funcionar la empresa «ni con el dinero para comprarla» 65.

También se había producido la intervención de un intermediario entre Perón y la CHADE: el abogado catalán Josep Miquel Figuerola Trésols 66, que entonces era el principal asesor del ministro en política social 67. «Pepe» Figuerola fue el mediador entre Perón y la compañía hasta lograr un pacto entre ambos. Todo parece indicar que, a cambio de que el coronel parase el Informe Rodríguez Conde, la CHADE contribuyó a financiar su campaña electoral con unos 50.000 dólares, cantidad que hoy equivaldría a unos tres millones de euros 68.

Meses después, en octubre de 1946, siendo ya Perón presidente y Figuerola ministro, este último fue acusado en el Congreso de los Diputados por la oposición antiperonista de ser «el hombre fuerte entre la CHADE y el Gobierno» 69. Y no se equivocaban, puesto que también el propio Francesc Cambó lo reconocía por escrito: «Hoy realmente no tenemos más que dos amigos: el uno, el que ya debes pensar, y sobre todo su esposa [Perón y Evita], con los cuales el insensato [René Brosens] mantiene contactos, que naturalmente ha querido mantenerlos solo él. El otro amigo que tenemos, este, hasta ahora, espontáneo y efusivo, es el catalán [Figuerola] que colaboraba con Aunós. Este, aún hoy, se siente socio de la Liga» 70. Incluso en escritos confidenciales de Cambó se cita a Figuerola como «el socio de la Lliga» 71 que estaba ayudando a salvar a la compañía. Figuerola era, además, un notorio simpatizante del régimen de Franco 72.

La corrupción, una enfermedad difícil de curar, según Cambó

En ningún escrito de Francesc Cambó se trata de las acusaciones de corrupción que se lanzaron contra la CHADE, ni menos aún de las investigaciones a que fue sometida esta compañía. En cambio, sí escribió sobre la corrupción que imperaba en Argentina desde 1920 73 y reflexionó sobre cómo debería tratársela. El político catalanista siempre se mostró partidario de huir del escándalo y de la publicidad y de actuar con el máximo de discreción y de suavidad. Días antes de que la CHADE comenzara a ser investigada por la Comisión Rodríguez Conde sostenía que: «La acción moralizadora [contra la corrupción] se ha de hacer suavemente, reservadamente, sin escándalo y mirando que no se transforme [...] en obra de venganza lo que debería ser obra de justicia y de suave corrección» 74.

En 1940, cuando aún vivía en Europa, Cambó había advertido a Rafael Vehils que, con respecto a la corrupción practicada por la CHADE, se debería intentar acabar con ella, puesto que «siguiendo esa política no se suprimen los obstáculos, sino que se crean nuevos, ya que todos los que han sido favorecidos una vez saben cuál es el camino para que se les necesite nuevamente» 75. El político catalanista reconocía que había «ciertas enfermedades que no se pueden curar radicalmente cuando están arraigadas, y hay que resig­narse a un proceso de desintoxicación. Pero hay que iniciar re­sueltamente este proceso: de lo contrario estamos perdidos» 76. Cuando le informaron de que algunos concejales de Buenos Aires, de los sobornados en diciembre de 1936, presionaban a la compañía pidiendo más dinero, aconsejó a los directivos que les amenazasen con hacer públicos sus nombres 77.

Sin embargo, en septiembre de 1946, Francesc Cambó había modificado su actitud ante la corrupción, la consideraba como algo casi inevitable e incluso elaboró una atrevida propuesta: pretendió que el Gobierno de Perón publicase una declaración reconociendo que era imposible exigir responsabilidades a las empresas privadas por la corrupción practicada 78. Según este texto, las prácticas corruptas habían sido tan generalizadas en Argentina que prácticamente todos los convenios y las concesiones públicas se habían obtenido gracias al soborno. Por ello, anular los actos administrativos en los que pudiera haber corrupción produciría un «enorme caos económico» en el país y le desprestigiaría a nivel internacional 79. Pretender una declaración del Gobierno de Perón en estos términos era inaudito. Quizá Cambó aún pensaba que la influencia de su empresa era tan grande como para lograr una garantía de que a ella no se le podían exigir responsabilidades 80.

El triste final de la CHADE

A partir de 1946, mientras la CADE en Argentina gozaba de un trato de favor por parte del Gobierno de Perón, en España, en cambio, la CHADE era acosada por el régimen de Franco y tras ser investigada acabó siendo disuelta como sociedad por un decreto del consejo de ministros. La CHADE se convirtió en una víctima fácil en la dura batalla entablada entre Juan March y el grupo Sofina por el control de la principal empresa eléctrica de España, la Barcelona Traction, «la Canadiense», que también era propiedad del holding belga. En esta pugna el millonario mallorquín contó con el apoyo incondicional del ministro de Industria y Comercio, Juan Antonio Suanzes 81.

Un informe elaborado por los asesores de March en octubre de 1946, enviado a Suanzes y que fue leído por el mismo Franco, acusaba a los dirigentes de la Barcelona Traction y de la CHADE de defender «intereses antiespañoles», de estar involucrados en maniobras políticas contra el régimen franquista y de representar los intereses de «la oligarquía catalanista» 82. Quizá influido por tales denuncias, el 12 de diciembre fue el propio Suanzes quien lanzó graves acusaciones de carácter político contra los dirigentes de ambas compañías en una sesión plenaria de las Cortes ­españolas 83.

Los dirigentes españoles de la CHADE se encontraron así en una situación comprometida entre el acoso de Suanzes y de March y los intentos de la Sofina de no dejarse controlar por el Gobierno español. El 17 de julio de 1947, Suanzes hizo aprobar un decreto-ley por el que el Gobierno pasaba a fiscalizar las sociedades anónimas españolas con capital extranjero mayoritario. La reacción de Heineman fue rápida: el 15 de agosto la dirección de la Sofina traspasaba todos los bienes de la CADE y de la CHADE de la sociedad panameña Sovalles a la luxemburguesa Sodec. Este acto, calificado de «rebeldía» por Suanzes, motivó la creación de una comisión investigadora de las actividades de la CHADE que obligó a todos los consejeros españoles a responder a dos cuestionarios de preguntas 84. Pese a sentirse humillados, los consejeros españoles no tenían más remedio que situarse al lado del Gobierno.

La CHADE fue finalmente disuelta por dos procedimientos de dudosa legalidad. En primer lugar, el decreto-ley de 13 de agosto de 1948 declaraba disuelta la CHADE «a efectos fiscales» 85. Posteriormente, el 21 de enero de 1949 la junta extraordinaria de accionistas de la compañía, reunida en Luxemburgo bajo la presidencia de Dannie Heineman, votaba casi por unanimidad disolver la CHADE 86. Los socios mayoritarios ya controlaban la CADE y no necesitaban a la sociedad española, convertida en un intermediario indeseado. Realmente fue bien triste el final de la gran compañía creada por Francesc Cambó y Dannie Heineman, que aún era la tercera empresa del país 87.

Sin embargo, Cambó ya no presenció este último episodio, puesto que había fallecido en Buenos Aires el 30 de abril de 1947. Desde Argentina vivió angustiado los graves problemas por los que pa­saba la CHADE en España. Se sentía triste por el escándalo que se esta­ba produciendo 88 y ya no quería combatir: «He perdido las ganas de luchar. Los muchos desencantos recibidos me las han hecho perder» 89. Consideraba que se le había marginado de la dirección de la compañía 90 y ante esa situación desagradable decidió desinteresarse de lo que pudiera ocurrir. En una carta a su apoderado, Narcís de Carreras, de 16 de noviembre de 1946, le indicó que ya no deseaba que nadie le representase en las reuniones del consejo de administración y en la junta general de accionistas de la CHADE.

Cambó consideraba que la hostilidad del Gobierno de Franco hacia la CHADE se había acentuado por el hecho de que tres destacados dirigentes de la compañía, Joan Ventosa, Pablo de Garnica y el duque de Alba, estaban involucrados en conspiraciones promonárquicas y que ello había facilitado el camino a Juan March. Ahora bien, sus más duras censuras se dirigían contra Dannie Heineman y «la odiosa Sofina, la autora del mal» 91, a los que consideraba los responsables de los desastres por los que pasaba la CHADE. No ocultaba, sin embargo, los reproches a su viejo amigo y compañero Joan Ventosa, a quien criticaba por haberse aliado con Heineman 92.

Según Cambó, uno de los errores de Heineman había sido atacar a March en España, donde este gozaba del apoyo del Gobierno. Sostenía que se le debería haber denunciado en Gran Bretaña, donde el mallorquín tenía buena parte de sus recursos, pero que eso lo deberían haber realizado los influyentes consejeros británicos de la Sofina y no los españoles. Tan grande debió de ser su convicción de que la historia de «la empresa, que un día fue nuestro orgullo» acabaría mal, que ya en 1944 ordenó a su apoderado que fuera vendiendo discretamente la mayoría de sus acciones 93.

Las contradicciones de un político rico y tolerante con la corrupción

Desde que Francesc Cambó se convirtió en multimillonario moderó sus ambiciones de transformar España y emancipar Cataluña. Sin duda el nuevo mundo socioeconómico en el que vivía empezó a influir en sus actitudes. ¿Cómo explicar, si no, su pasividad ante la Dictadura de Primo de Rivera y su incapacidad para tomar alguna iniciativa política en 1930? ¿Cómo fue que aquel «revolucionario» de 1917 acabó convirtiéndose en el último defensor de la monarquía en 1931? En sus escritos de entonces, llenos de suficiencia, anunciaba que tras la caída del régimen dictatorial llegaría su gran oportunidad 94. Pero en 1930 no aprovechó el momento y sus dudas reflejaron que tenía miedo al cambio político. Así, es bien significativo que su autoexilio de 1931 estuviese motivado, como él mismo dijo, porque ya nada le ataba al país. ¡Qué diferente esta actitud despectiva frente a la comprometida de un Walter Rathenau o un Gustav Streseman, dos hombres de la derecha monárquica y económica, como él, que aceptaron los riesgos de integrarse lealmente en la naciente república de Weimar tras el desastre alemán de 1918!

Durante la República, Francesc Cambó se sintió incómodo e incrementó su conservadurismo, aunque no conspiró contra el Frente Popular. Al estallar la Guerra Civil lo consideró el enfrentamiento entre «civilización y barbarie», cosa que le llevó a una notable involución ideológica y a dar su apoyo a Franco. Se impuso la renuncia a hablar de democracia y de autonomía catalana, temas que desaparecieron de sus escritos. Había otras prioridades. Empezaba el tiempo del «si callamos, es posible que...» 95. Consideraba que el régimen franquista era el mal menor y por ello no participó en las conspiraciones de salón de su amigo Joan Ventosa. Según él, no debía hacerse nada contra Franco, porque hacerlo favorecería a «los rojos». Debían esperar a que el dictador tomase la iniciativa de retirarse y entonces volverían a ser influyentes. El joven y arriesgado político de treinta años antes se había convertido en un anciano rico pero eminentemente conservador y atemorizado. Aquel ya no era su mundo y no deseaba correr ningún riesgo político ni, por supuesto, económico.

Ante la corrupción practicada por la CHADE y la CADE, Francesc Cambó actuó con suma prudencia. Aunque le repugnaba y temía que no fuera fácil desprenderse de ella, nunca ordenó su liquidación. Recomendó actuar con discreción para limitarla y para evitar el escándalo público, que era realmente lo que temía. Y al final pretendió justificarla como una enfermedad incurable que afectaba a Argentina desde siempre.

Hizo todo lo posible por ocultar sus responsabilidades por presidir una compañía que había llegado a corromper a gobernantes de diferente color ideológico y de forma continuada. Y él mismo llegó a creerse que esta actuación delictiva sería tolerada de forma permanente y por ello reaccionó tarde ante la actitud ofensiva para la mayoría de los argentinos que mostraba la CHADE. Cuando se percató de los efectos perversos de la política practicada por su compañía ya era tarde y, además, había perdido su autoridad dentro de ella. Así, al final resultó que también en el Francesc Cambó hombre de negocios acabó por imponerse una actitud de abandono, de no luchar más, y una cierta sensación de derrota. Sin embargo, nunca se arrepintió de lo realizado ni, por supuesto, cuestionó los considerables beneficios obtenidos.


1 Francesc Cambó: Memòries (1876-1936), Barcelona, Alpha, 1981 [hay traducción al castellano, Memorias (1876-1936), Madrid, Alianza Editorial, 1987], e íd.: Meditacions. Dietari (1936-1940) y Meditacions. Dietari (1941-1946), Barcelona, Alpha, 1982. Hasta la fecha su biografía más completa es la escrita por Jesús Pabón, Cambó, 3 vols., Barcelona, Alpha, 1952-1969.

2 Informe de la Comisión de la Comisión Investigadora de los Servicios Públicos, Buenos Aires, Eudeba, 1974, p. 269.

3 La Compañía Argentina de Electricidad (CADE) fue creada en 1936 como sucesora de la CHADE. Cambó también fue el presidente de su consejo de gobierno.

4 La Société Financière des Transports et d’Entreprises Industrielles (Sofina), holding germano-belga fundado en 1898 por la AEG y un grupo financiero belga, acabará siendo el accionista mayoritario de la CHADE y de la CADE.

5 La documentación de Francesc Cambó utilizada se encuentra en el Fondo Narcís de Carreras, en el Arxiu Nacional de Catalunya (en adelante FNC.ANC), y en el Fondo Borrás, en la Biblioteca de Catalunya (en adelante FB.BC). En España también se ha consultado el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Archivo de Presidencia del Gobierno, el Archivo General de la Administración y el Archivo Histórico del Banco de España, y en Argentina, el Archivo General de la Nación, el Archivo de la Cancillería, el Archivo de la Municipalidad de Buenos Aires y la Biblioteca Nacional. También se utilizó documentación de diferentes archivos privados.

6 Véase Borja de Riquer: Cambó en Argentina. Negocios y corrupción política, Barcelona, Edhasa, 2016. Esta obra recibió el Premio Juan José Carreras de la Asociación de Historia Contemporánea como el mejor libro de historia contemporánea de autoría individual publicado en 2016.

7 Encargó que se escribiesen dos biografías sobre su persona con fines claramente propagandísticos, la de Rafael de Marquina: La nostra gent. Francesc Cambó, Barcelona, Catalònia, 1925, y Josep Pla: Cambó. Materials per a una historia d’aquests ultims anys, 3 vols., Barcelona, Edicions de la Nova Revista, 1928-1929-1930.

8 La Deutsche Uberseeische Elektrizitäts Gesellscheft (DUEG) o CATE había sido fundada en 1898 por la AEG, un consorcio de bancos alemanes y belgas liderado por el Deutsche Bank y el grupo industrial Siemens. En 1908 entró como socio minoritario la Sofina. En 1914 ya tenía un capital social de 150 millones de marcos.

9 Walter Rathenau (1867-1922), ingeniero, político y mecenas, propietario de la AEG, fue ministro de la Reconstrucción (1921) y de Asuntos Exteriores (1922) y fue asesinado en Berlín por la prenazi Organización Cónsul.

10 Dannie Nusbaum Heineman (1872-1962), ingeniero norteamericano de origen alemán que, tras trabajar en la AEG, se convirtió en el máximo ejecutivo de la Sofina entre 1905 y 1954.

11 Inicialmente también participaba en la operación el Banco de Barcelona, pero quebró a finales de ese mismo año 1920. Posteriormente también se implicó en la CHADE el Banco Español de Crédito.

12 Se intercambiaron 218 millones de marcos en acciones, obligaciones y fondos de la CATE por 270 millones de pesetas de la CHADE en acciones, bonos y obligaciones preferentes. Véase una explicación detallada de la operación en Borja de Riquer: Cambó en Argentina. Negocios..., pp. 66-68.

13 El primer presidente del consejo de administración fue el marqués de Comillas, Claudio López Bru, quizá el hombre más rico de España. A la muerte de este, en 1927, Francesc Cambó asumió también ese cargo.

14 A partir de 1921, Dannie Heineman será vicepresidente del consejo de gobierno y del consejo de administración de la CHADE.

15 Los financieros españoles se vieron muy favorecidos por el bajo precio del marco alemán y la fortaleza de la peseta. Si en 1914 se cambiaba el marco a 1,30 pesetas, en 1920 estaba a solo 0,15 pesetas, es decir, veinte veces menos.

16 En 1930 la CHADE, con un volumen de activos netos de 1.218 millones de pesetas, solo era superada por las ferroviarias Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA) y Caminos de Hierro del Norte de España (CHNE), hoy integradas en la RENFE. En 1936 el capital social de la CHADE era de 451 millones de pesetas-oro, 260 millones en acciones y el resto en obligaciones y bonos.

17 Los directivos de la compañía afirmaban en 1946 que habían pagado desde 1920, en concepto de impuestos, unos 230 millones de pesetas-oro en divisas. Véase Nota de la Compañía Hispano Americana de Electricidad, S. A., sobre el folleto «Una intervención en la Junta Ordinaria de Accionistas de la CHADE, celebrada el día 28 de septiembre de 1946», Archivo Histórico del Banco de España.

18 Fue consejero de otras diecinueve sociedades (alemanas, francesas, belgas, suecas, argentinas, mexicanas, uruguayas y españolas), la mayoría empresas eléctricas del holding de la Sofina.

19 Eran consejeros de la Sofina, entre otros, el excanciller alemán Heinrich Brüning; Reginald McKenan, director del Banco de Inglaterra y ex primer lord del Almirantazgo; lord Swindon, ministro de la aviación civil con Churchill; Rudolf Bindschedler, director general del Crèdit Suisse; los ex primeros ministros belgas Paul Van Zeeland y el vizconde Van Vyvére; el conde Guiseppe Volpi, ministro de Hacienda de Mussolini; Elkan Heinemann, director general del Deutscher Bank, y Artur Salomonson, director del Disconto Gessellschaft.

20 En la carta de Francesc Cambó a Joan Ventosa, 24 de junio de 1921, FB.BC, se explica el reparto de las comisiones. Con mucho más detalle aparece esta cuestión en la correspondencia entre Francesc Cambó y Dannie Heineman de mayo a julio de 1921, que se encuentra en el archivo particular de Antoni Casabó, Acasuso (Argentina).

21 Durante 1930, cuando la CHADE obtenía unos beneficios de unos cuarenta millones de pesetas-oro, Cambó percibiría anualmente por esas comisiones unas 600.000 pesetas-oro. Si a esto se le suma su sueldo (100.000 pesetas) y los beneficios de sus 20.000 acciones, seguramente alcanzaba unos ingresos superiores a un millón de pesetas-oro al año, que hoy serían unos catorce millones de euros.

22 A su muerte, en 1947, este patrimonio fue valorado en unos cuarenta millones de pesetas. Véase Borja de Riquer: Francesc Cambó, home de negocis i empresari cultural, Mataró, Caixa Laietana, 2005.

23 Envió a América más de 18.000 acciones de la CHADE, que entonces tenían una cotización aproximada de 28 millones de pesetas, y varios miles de acciones y bonos de diversas compañías y países, así como el equivalente a más de 600.000 dólares en diferentes divisas. Véase carta de Jesús Cambó a Josep M. Casabó, 6 de junio de 1939, y cartas de Antoni Bausili a Francesc Cambó, 14 y 22 de mayo de 1940, y carta de Francesc Cambó a Antoni Bausili, 6 de junio de 1940, FNC.ANC.

24 Cambó adquirió unos 200 cuadros de pintores tan prestigiosos como Botticelli, Tintoretto, Fra Angelico, el Veronés, Corregio, Lippi, Tiziano, Rubens, Tiépolo, Cranach, Gainsbourg, Van Dyck, Quentin Latour, Fragonard, el Greco, Zurbarán, Murillo, Velázquez y Goya. Se calcula que invirtió unos 35 millones de pesetas en esta colección.

25 En 1921 creó la Fundació Bernat Metge dedicada a la traducción al catalán de autores clásicos latinos y griegos, y también financió importantes obras de referencia, como el Diccionari General de la Llengua Catalana, elaborado por Pompeu Fabra en 1932, y la Història de Catalunya, escrita por Ferran Soldevila en 1934.

26 Era, de hecho, en su secretaría política donde jóvenes abogados, economistas y periodistas redactaban informes, elaboraban dosieres, vaciaban publicaciones especializadas españolas y extranjeras, y mantenían su importante archivo.

27 Rafael Vehils y Grau Bolívar (1886-1959), abogado que había sido diputado de la Lliga Regionalista (1918, 1921 y 1923) y jefe de gabinete de Cambó cuando era ministro de Fomento (1918). Fue el director y el alma de la Casa de América de Barcelona y desde 1928 fue uno de los directores de la CHADE en Buenos Aires, donde actuaba como el hombre de confianza de Cambó.

28 El abogado y economista Andreu Bausili Sanromá fue el jefe administrativo de la CHADE en Barcelona hasta que en 1936 marchó a Buenos Aires como uno de los directores comerciales de la compañía. Josep Maria Casabó, abogado y político, era pariente lejano de Cambó. Fue uno de los jefes de administración de la CHADE en Barcelona, Bruselas, Nueva York y, desde 1943, en Buenos Aires.

29 Carta de Francesc Cambó a Rafael Vehils, sin fecha, pero seguramente de principios de 1940, FNC.ANC. Traducimos al castellano los textos escritos en catalán, francés e inglés.

30 Gracias a la correspondencia de Francesc Cambó con Maurice Bock, director de la CHADE en Buenos Aires, y con Dannie Heineman, sabemos que el diario bonaerense La Razón recibía en 1927 18.000 pesos anuales de la CHADE y que El Diario recibía unos 8.000. Véase esta cuestión en Borja de Riquer: Cambó en Argentina. Negocios..., pp. 110-111.

31 Tito L. Arata era, además, el presidente del Círculo de la Prensa de Buenos Aires. Se explica cómo integran a Arata en la dirección de la compañía en la carta de Maurice Bock a Francesc Cambó, 5 de agosto de 1927, Archivo de Antoni Casabó, Acasuso (Argentina).

32 Según Germinal Rodríguez, el ministro Pinedo le dijo: «Hay que arreglar el problema porque el Gobierno necesita de la CHADE para arreglar sus problemas financieros. En estos días nos han prestado 7.000.000 de pesos, y no es posible que el Gobierno, que no ha podido colocar un empréstito, pueda ponerse a joder a una empresa que tanto le sirve», Informe de la Comisión Investigadora de los Servicios Públicos de Electricidad de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación, 1959, p. 159.

33 Pueden seguirse con detalle todas las campañas y discusiones sobre «la cuestión de la electricidad» en la voluminosa obra Comisión especial investigadora de las concesiones de servicios eléctricos de la capital. Informes y conclusiones, Cámara de Diputados de la Nación, Buenos Aires, Imprenta del Congreso Nacional, 1941.

34 Dictamen de la Comisión Especial Investigadora Parlamentaria, Buenos Aires, 19 de noviembre de 1941, p. 87.

35 Así, si en 1915 el precio medio de la tarifa eléctrica para las casas-habitación era de 19,15 céntimos por kwh., en 1932, pese a que la productividad de las centrales de la compañía se había multiplicado por cinco, la tarifa apenas había bajado, ya que era de 18,20 céntimos. Véase Informe de la Comisión Investigadora de los Servicios Públicos, Buenos Aires, Eudeba, 1974, p. 71. «Usina» es el nombre que se da en Argentina a las grandes fábricas y, en especial, a las centrales térmicas.

36 Según el informe Comisiones pagadas a Sofina por el grupo CHADE, realizado en noviembre de 1938, el holding belga había cobrado de la sociedad española más de 41 millones de pesetas-oro entre 1920 y 1937 solo en comisiones. Véase carta de Josep M. Casabó a Francesc Cambó, 10 de noviembre de 1938, FNC.ANC.

37 Carta de Francesc Cambó a Joan Ventosa, 22 de marzo de 1937, FNC.ANC.

38 El texto, sin fecha, con toda seguridad redactado por el director de la CHADE, Rafael Vehils, se encuentra en FNC.ANC.

39 Esos 100.000 pesos de 1936 hoy equivaldrían a unos 300.000 euros. En septiembre de 1943 Vehils fue encarado en un interrogatorio con algunos de estos concejales y tuvo que reconocer el soborno. También entonces tres concejales declararon haber recibido dinero de Vehils.

40 La sede que construía el Partido Radical en la calle Tucumán de Buenos Aires tenía una hipoteca de unos 200.000 pesos que fue cancelada por el propio Alvear poco tiempo después de aprobada la ordenanza de la CHADE. Véase Miguel Ángel Scena: «La CHADE, el escándalo del siglo», Todo es Historia, 52 (1971), pp. 24-25.

41 Telegrama enviado por Francesc Cambó desde Abazzia (Triestre) a Dannie Heineman en Bruselas, 29 de diciembre de 1936, FNC.ANC.

42 Carta de Francesc Cambó a Joan Ventosa, 25 de septiembre de 1946, FNC ANC.

43 Sobre un total de 133.772.750,25 pesetas-oro que le correspondían, la compañía solo había pagado 48.002.311,95 pesetas-oro, con un ahorro de 85.770.438,50 pesetas-oro. Véase Impuestos espagnoles CHADE, 1937, p. 2, FNC ANC.

44 El informe incluye la relación de los decretos de diferentes Gobiernos españoles, desde 1924 (Dictadura de Primo de Rivera) hasta 1936 (Segunda República), que le suponían reducciones o supresiones de impuestos, la no aplicación de restricciones a las divisas y aplazamiento en el pago de los impuestos.

45 Esta cuestión es tratada con gran precisión por Luciano de Privitellio: Vecinos y ciudadanos. Política y sociedad en la Buenos Aires de entreguerras, Buenos Aires, Siglo XXI, 2003.

46 En una carta de Francesc Cambó a Joan Ventosa, 28 de julio de 1936, FNC.ANC, Cambó temía que «el Gobierno español acuerde la nacionalización de empresas, entre ellas la CHADE, ofreciendo a los accionistas extranjeros títulos de la deuda española». Según Cambó, sería peligroso si el Gobierno republicano «se pone en relación con la municipalidad socialista de Buenos Aires para traspasarle la propiedad de las instalaciones y la concesión de la CHADE. Esto podría crear una situación, de hecho, terriblemente desagradable para nosotros. Hay que impedirlo [...], si coinciden un poder socialista en España y una municipalidad socialista en Buenos Aires, eso nos obliga a actuar».

47 El comité de gobierno de la CADE estará formado por los mismos máximos dirigentes de la CHADE, es decir, Cambó, Heineman, Ventosa, etc., y no había ningún argentino.

48 Véase Borja de Riquer: «Haciendo planes con Franco. La actuación de Joan Ventosa i Calvell en la “zona nacional” durante la Guerra Civil», en Ramón López Facal y Miguel Cabo Villaverde (eds.): De la idea a la identidad. Estudios sobre nacionalismos y procesos de nacionalización. Estudios en homenaje a Justo Beramendi, Granada, Comares, 2012, pp. 229-246.

49 Se trata de un folleto anónimo y sin título, seguramente de procedencia falangista, que circuló por la zona nacional a finales de 1936, donde se calificaba el vaciado de la CHADE como «el mayor despojo que registra nuestra historia». El texto se halla en el archivo particular del entonces ministro de Educación Nacional de Franco, Pedro Sainz Rodríguez. Véase Fundación Universitaria Española, Madrid, caja 4, núm. 13.

50 Francesc Cambó residió en Estados Unidos desde agosto de 1940 hasta abril de 1941, en que se trasladó a Buenos Aires, donde morirá el 30 de abril de 1947.

51 También integraban la comisión investigadora el ingeniero filosocialista Juan Sábato y el abogado nacionalista Juan Pablo Oliver.

52 La Compañía Hispano Americana de Obras Públicas y Financiación ­(CHADOPYF), presidida por Guadalhorce, construía dos líneas del metro en Buenos Aires y había provocado una monumental estafa al emitir obligaciones que después no pudo pagar. Guadalhorce estuvo preso más de tres meses.

53 Telegrama de Joan Ventosa a Francesc Cambó, 30 de septiembre de 1943, FNC.ANC.

54 En un telegrama de la dirección de la CADE en Buenos Aires a Joan Ventosa se indicaba que: «Con ayuda Embajador estamos haciendo todo lo posible para evitar esta publicación [...] por el efecto moral y psicológico que produciría en la opinión y que podría alcanzar tal gravedad que desbordase al propio Gobierno impulsándole a actuar». Véase Borja de Riquer: Cambó en Argentina. Negocios..., p. 341.

55 En un telegrama del embajador Bulnes al Ministerio de Asuntos Exteriores el 22 de octubre de 1943 este reconocía que «de los importantes asuntos que vengo negociando y resolviendo el verdaderamente difícil y grave es la CADE, según propia declaración me hizo el presidente de la República». Véase ibid., p. 343.

56 «Más de una vez, especialmente al recibir los telegramas del 2 de octubre de 1943 y del 19 de noviembre de 1943, he sentido el impulso de dimitir». Véase nota manuscrita de Francesc Cambó, 27 de septiembre de 1946, FNC.ANC.

57 Informe de la Comisión Investigadora de los Servicios Públicos, Buenos Aires, Eudeba, 1974, p. 269.

58 También eran inculpados dos antiguos ministros de Hacienda, Federico Pinedo y Alberto Hueyo, el antiguo ministro de Relaciones Exteriores y Premio Nobel de la Paz, Carlos Saavedra Lamas, y conocidos empresarios como Carlos Alfredo Tornquist, Alejandro E. Shaw, Enrique García Merou y Tito L. Arata.

59 En la Nota de la Compañía Hispano Americana de Electricidad, S. A., sobre el folleto «Una intervención en la Junta Ordinaria de Accionistas de la CHADE, celebrada el día 28 de septiembre de 1946», Archivo Histórico del Banco de España, los directivos de la compañía recordaban los favores otorgados por la compañía al ministro José Calvo Sotelo durante la Dictadura de Primo de Rivera, al prestarle un millón de libras esterlinas para defender el tipo de cambio de la peseta y el adelanto realizado en 1942 por la CHADE al Gobierno español de 35 millones de pesos, ampliables a 50, para poder pagar el trigo comprado a Argentina.

60 A finales de 1939 la CHADE adelantó 100.000 libras esterlinas, equivalentes a unos 5.200.000 pesetas, como pago de los impuestos de 1936, 1937 y 1938. Posteriormente llegó al acuerdo de abonar un millón de pesetas más por su transformación en sociedad de cartera. Los directivos de la compañía consideraron que era un buen trato, ya que habían logrado una «economía en concepto de impuestos de unas 900.000 pesetas-oro anuales». Véase Borja de Riquer: Cambó en Argentina. Negocios..., pp. 296-297.

61 Declaraciones de René Brosens a Félix Luna recogidas en Félix Luna: El 45, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1975, p. 453.

62 Según el propio René Brosens: «Los accionistas extranjeros de la compañía fueron solicitados en este sentido, teniendo en cuenta que Perón había salvado la CADE de una expropiación injusta y otras medidas arbitrarias». Véase ibid., p. 253.

63 Perón y Brosens se conocieron en 1943, poco después de ser interrogado el belga por la comisión investigadora. Cuando en octubre de 1945 Perón estuvo detenido en la isla de Martín García envió a Eva Duarte una carta diciéndole que «el amigo Brosens puede serte útil en estos momentos porque ellos son hombres de muchos recursos». Véase Norberto Galaso: Perón, formación, ascenso y caída (1893-1955), vol. I, Buenos Aires, Colihue, 2005, p. 314.

64 Según Félix Luna, Brosens le dijo a Perón: «No hay que olvidar que los equipos de provisión eléctrica de Buenos Aires debían renovarse de una manera urgente y que los nuevos grupos generadores solo podían fabricarse en Estados Unidos, donde la Sofina tenía influencia. Una medida arbitraria contra la CADE podía aparejar la imposibilidad material de renovar los equipos». Véase Félix Luna: El 45..., p. 197.

65 Jane van der Karr: Perón y los Estados Unidos, Buenos Aires, Vinciguerra, 1969, p. 156.

66 José Miguel Figuerola Tresols (1897-1970) durante la Dictadura de Primo de Rivera había sido colaborador del ministro de Trabajo español, Eduardo Aunós. En 1930 se trasladó a Buenos Aires, entró a trabajar en la CHADE a las órdenes de Rafael Vehils y más tarde pasó a la Secretaría de Trabajo. Cuando Perón fue presidente, Figuerola será nombrado secretario general técnico de la presidencia, con categoría de ministro, y director del «Plan Quinquenal».

67 Figuerola es calificado de «principal inspirador de la política social peronista». Véase Carlos S. Fayt: La naturaleza del peronismo, Buenos Aires, Viracocha, 1967, pp. 88-96.

68 Josep Maria Casabó Torras, gerente de la CHADE, fue el que sacó este dinero de la caja de la empresa y se lo dio a Figuerola, quien a su vez se lo pasó al comandante Domingo Mercante, íntimo colaborador de Perón. Esta información nos ha sido proporcionada por su hijo, Josep Maria Casabó Suqué, Barcelona, 3 de octubre de 2002.

69 Estas acusaciones aparecieron en los diarios porteños Liberación y La Nación, y en el semanario Qué.

70 Carta de Francesc Cambó a Joan Ventosa, 23 de septiembre de 1946. Figuerola, aunque nunca había militado en la Lliga Regionalista de Cambó, sí estaba muy vinculado a personas de este partido, como Vehils y Casabó, que habían sido diputados.

71 En una nota manuscrita de Cambó de finales de 1946 habla de la CHADE como la compañía «que un día la salvó Bulnes, ahora lo intenta el socio de la Lliga», FNC.ANC.

72 Según el embajador español en Argentina, José María de Areilza, «Figuerola estaba, no puedo negarlo, al servicio de Gobierno de Franco». Véase José María de Areilza: Memorias exteriores, 1947-1964, Barcelona, Planeta, 1984, p. 132.

73 Véase su comentario del 14 de julio de 1943 en Francesc Cambó: Meditacions. Dietari..., p. 1331.

74 Reflexión escrita por Cambó el 14 de julio de 1943, en ibid., p. 1332.

75 Nota de Francesc Cambó a Rafael Vehils, sin fecha, pero con toda seguridad de 1940, FNC.ANC.

76 Ibid.

77 «Hay que resistir enérgicamente el último chantaje de los radicales al amenazar que votarían la proposición de los s. [socialistas] sobre la investigación. Se presentaba una ocasión admirable para plantar cara, ya que se les podía advertir que el primer documento que vería la comisión investigadora sería una larga lista en la que figurarían sus nombres». Véase ibid. Cambó se refería a la comisión investigadora parlamentaria de los años 1940-1941.

78 «Yo he sugerido muchas veces a los directores [de la CHADE en Buenos Aires] que se debería procurar que en una de las disposiciones del Poder Ejecutivo se hiciese una declaración que viniera a decir más o menos lo siguiente». Véase carta de Francesc Cambó a Joan Ventosa, 23 de septiembre de 1946, FNC.ANC.

79 Ibid.

80 «Yo creo que una resolución que viniera a decir esto, en estos o en otros términos, sería el máximo escudo que podría tener la compañía para cubrirse del peligro de que se decretase la nulidad de la concesión, puesto que estas palabras fueron dichas por la suprema autoridad del país y es natural que todas las autoridades las tengan en cuenta y las respeten». Véase ibid.

81 La presencia de la CHADE en el famoso afer de la Barcelona Traction ha sido explicado por Mercedes Cabrera: «El asunto de la CHADE y de la Barcelona Traction», en Estudios en homenaje a Luis Ángel Rojo, vol. II, Madrid, Editorial Complutense, 2008, pp. 175-204, e íd.: Juan March, Madrid, Marcial Pons, 2011.

82 Este largo informe, procedente del archivo Suanzes, es reproducido por Rafael Alcalde: El cas de la Barcelona Traction. Política i capital en el final de la Canadenca, tesis doctoral, Universitat de Barcelona, 2004, pp. 141-148.

83 Indignados por las acusaciones de Suanzes, la mayoría de los consejeros españoles de la CHADE, encabezados por Joan Ventosa y Pablo de Garnica, enviaron al ministro una larga carta de protesta el 18 de diciembre de 1946. Este escrito, sin embargo, no fue firmado ni por Francesc Cambó ni por los tres hermanos Urquijo. Véase el texto de la carta en Borja de Riquer: Cambó en Argentina. Negocios..., pp. 438-439.

84 En noviembre de 1947 la comisión investigadora de la CHADE envió a todos los consejeros de la compañía un cuestionario de veintisiete preguntas que fue contestado de forma colectiva el 16 de diciembre. Dos días después, la comisión envió otro cuestionario con once preguntas más que debía ser contestado en quince días. Véase ibid., pp. 452-454.

85 Se trata de una figura jurídica inexistente y, además, las sociedades anónimas solo podían ser disueltas por la junta de sus accionistas o por una sentencia judicial, pero nunca por un decreto del Gobierno.

86 También era un acto no legal, dado que las sociedades anónimas españolas no podían celebrar juntas de accionistas en el extranjero sin la previa autorización del Gobierno.

87 En 1948 la CHADE, con un volumen de activos netos de 2.352 millones de pesetas, era la tercera empresa española, tras RENFE y Telefónica. Véase Estadísticas históricas de España. Siglos xix y xx, vol. II, Madrid, Fundación BBV, 2005, pp. 789-790.

88 «Ya puedes suponer la pena que tengo porque los escándalos alrededor de nuestra compañía no tengan como teatro únicamente la Argentina, sino que hoy estallen en España y que, posiblemente, vayan a Suiza y Bélgica». Véase carta de Frances Cambó a Joan Ventosa, 12 de noviembre de 1946, FNC.ANC.

89 Ibid.

90 «Me quejo de que no me tengan oficialmente al corriente, como habían hecho hasta hace un año». Véase nota manuscrita de Francesc Cambó, sin fecha, pero con toda seguridad finales de 1946, FNC.ANC.

91 Notas manuscritas de Francesc Cambó, sin fecha, pero con toda seguridad de finales de 1946, FNC.ANC.

92 «Creo que ha sido un gran error de tu parte hacer causa con él cuando, en definitiva, de todos los disgustos por los que pasamos tu y yo, y de todos los peligros que corre la empresa, que un día fue nuestro orgullo, él tiene exclusivamente la culpa». Véase carta de Francesc Cambó a Joan Ventosa, 16 de noviembre de 1946, FNC.ANC.

93 En 1944 Cambó ya solo poseía unos 3.000 títulos de la CHADE, cuando en 1940 había trasladado a América unos 18.000. En 1945 vendió 2.130 acciones, de un valor nominal de 350.000 pesetas, por 1.706.000, es decir, a más del 500 por 100.

94 Francesc Cambó: Les dictadures, Barcelona, Llibreria Catalònia, 1929, e íd.: Per la concòrdia, Barcelona, Llibreria Catalònia, 1930.

95 El propio Cambó escribió el 26 de noviembre de 1937: «Si callamos, es posible que algún hombre de la Lliga [...] pueda tener una situación importante en la España que organice Franco tras su victoria», Francesc Cambó: Meditacions. Dietari..., p. 228. Sobre su actuación durante la guerra y posguerra véase Borja de Riquer: El último Cambó, 1936-1947. La tentación autoritaria, Barcelona, Grijalbo Mondadori, 1997.