Ayer 120/2020 (4): 13-18
Sección: Dosier
Marcial Pons Ediciones de Historia
Asociación de Historia Contemporánea
Madrid, 2021
ISSN: 1134-2277
DOI: 10.55509/ayer/120-2020-01
© Alba Díaz-Geada
Editado bajo licencia CC Attribution-NoDerivatives 4.0 License

Introducción.
Reflexiones comparadas para el debate epistemológico

Alba Díaz-Geada

Grupo de Investigación HISTAGRA
Universidade de Santiago de Compostela
alba.diaz@usc.es

Introducción

La historia, como cualquier otra forma de intentar conocer, se construye desde el presente. En el modo como nos aproximamos al estudio del pasado subyace nuestra manera de concebir el hoy y de proyectar el mañana. La historia de la historia, por tanto, evidencia formas distintas de construir los objetos de estudio. En la diacronía y en la sincronía. En convivencia y en conflicto. Lo anterior no obsta, por supuesto, al rigor teórico y metodológico. La idea misma de la pretendida neutralidad del conocimiento histórico, como del conocimiento científico en su conjunto, es también históricamente construida. En buena medida, nuestra propuesta en este dosier es convidar a la reflexión sobre las mudanzas epistemológicas en el quehacer historiográfico derivadas de su propia historicidad. Detenernos en el desvelamiento de la mirada, que, aun sin poder separarse de aquello que mira, queda muchas veces oculta en el espacio de lo escondido o de lo inconsciente. Desgajar del análisis de cualquier objeto de estudio la genealogía de su construcción coarta notablemente la posibilidad de comprenderlo. Esta propuesta se centra en el campo de la historia agraria contemporánea, pero no quisiera limitar su interpelación a dicho ámbito. Nuestro recorte es una pequeña muestra con cuyas interrogantes puede dialogar cualquier artesana del conocimiento académico.

En el campo de la historia agraria o de la historia rural, como acontece con otras categorías para segmentar el conocimiento, se han producido cambios notables en relación con las perspectivas teóricas y las temáticas de estudio dominantes. Sin irnos más atrás del final del siglo xix y los inicios del siglo xx, la «cuestión agraria» fue extensamente debatida, en estrecha relación con la consolidación del sistema capitalista y la posibilidad de su transformación. Durante la segunda posguerra mundial y, más en concreto, durante las décadas de los sesenta y setenta, las transformaciones de las sociedades campesinas y el papel político de las clases populares, en una fase particular del desarrollo del sistema capitalista, motivaron el florecimiento de los estudios campesinos. Tras el «fin del campesinado» y el fin de las revoluciones campesinas, las perspectivas dominantes en la historia, como en otras ciencias sociales, cambiaron. A esas mudanzas dedica su atención primordial este dosier. Nos centraremos en los cambios operados desde la segunda posguerra mundial hasta el momento actual, si bien haremos referencia a obras gestadas en periodos anteriores por su influencia en las ciencias sociales del periodo antes señalado.

Nuestro objetivo es reflexionar sobre las transformaciones teóricas en la construcción del conocimiento histórico por parte de los científicos sociales, en sus razones y en sus implicaciones. Proponemos un diálogo comparativo, articulado a partir de distintas tradiciones historiográficas, que nos permita reflexionar sobre la manera en la que distintos procesos modificaron la forma de construirse el conocimiento histórico. A esta misma vocación respondía la organización de la sesión «From Peasant Studies to Environmental History: a Comparative Reflection about Theoretical Perspectives and Objects of Study in Rural History», en el marco de la Rural History Conference (Lovaina, 2017), coordinada conjuntamente por el profesor Mats Morell, autor de una de las contribuciones de este dosier, y por quien escribe. Aquel espacio de intercambio, al igual que este dosier que ahora presentamos, son pequeñas piezas con las que esperamos poder contribuir a un debate muy amplio y de largo recorrido, que cuenta con valiosas aportaciones recientes 1.

Los textos que conforman este dosier, si bien desde una mirada amplia, se construyen también desde experiencias historiográficas concretas en el marco de espacios intelectuales diversos. Todos ellos comparten una fructífera combinación de escalas. Elaboran una reflexión sobre los cambios teóricos observables en el estudio de las sociedades campesinas, en concreto a partir de la década de los sesenta, y se ocupan del desarrollo de los mismos en contextos espaciales específicos. Esta doble vertiente favorece y convida a la reflexión respecto de las razones e implicaciones de las similitudes y diferencias que se observan en las distintas trayectorias historiográficas abordadas. Los artículos aportan, por tanto, una reflexión global y una atención particular a un número variado de casos en contextos estatales diferenciados. Dicha muestra es significativa en su diversidad, al referirse a distintos contextos académicos centrales y a distintos contextos académicos periféricos, pero es también una muestra limitada y acotada en cuanto a los espacios intelectuales tratados. Tampoco recoge el conjunto de los marcos y de los campos que se ocupan de estudiar, desde las ciencias sociales, a las sociedades rurales contemporáneas. Partimos de un ángulo de aproximación específico, el de la historia agraria, aunque nos referiremos también a otras disciplinas relacionadas que conformaron el campo de los estudios campesinos. A pesar de la amplitud de las preguntas y las limitaciones del catalejo, esperamos que la lectura de las reflexiones aquí recogidas pueda convidar a continuar el debate.

En primer término, el trabajo de Mats Morell nos permite retornar a los debates de los que bebieron los estudios campesinos, a sus referentes intelectuales y a las disquisiciones que se generaron en este ámbito de estudio, con particular desarrollo en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado. El autor analiza los cambios acaecidos en los enfoques y temas de estudio y nos permite además conocer las influencias y recorridos teóricos de la historiografía agraria en Suecia desde la práctica de los historiadores económicos, rama disciplinar particularmente implicada en el desarrollo de la historia agraria. El ensayo de Lowell Gudmundson hace un repaso por los cambios operados en los dos ámbitos historiográficos de su experiencia, el de Estados Unidos y el de Costa Rica. Nos permite recorrer, a través de un detenido análisis bibliográfico, lo que identifica como el ocaso de la historia agraria estructuralista y el interés por nuevos enfoques teóricos y nuevas temáticas que ponen mayor atención en cuestiones ambientales, étnicas y de género. El texto de Pierre Cornu, por su parte, se centra en el ámbito historiográfico francés, incorporando la investigación agronómica a la discusión. En este caso, más que un estado de la cuestión nos encontramos una reflexión epistemológica que se interroga sobre la contribución del historiador al giro ambiental. Finalmente, el texto de Alba Díaz-Geada retoma el recorrido teórico desplegado ampliamente en el texto de Morell, centrando su mirada de caso en la historiografía rural en Galicia. Ambas escalas le permiten contextualizar y explicar su propuesta teórica concreta.

Podemos dibujar la intersección de los cuatro ejercicios en torno a las dos hipótesis de trabajo que articulan el texto de Morell. Primero, y no por evidente es innecesaria su enunciación, los científicos sociales están atravesados por los problemas históricos de su tiempo. Segundo, de entre los múltiples factores involucrados en las transformaciones historiográficas atendidas, parece destacar el repliegue de las interpretaciones marxistas, que fueron particularmente importantes en las décadas de los sesenta y setenta, crecientemente reemplazadas por otras propuestas analíticas de influencia posestructuralista o posmodernista. Así, aquel interés central de los estudios campesinos por definir al campesinado, discutir su carácter de clase o indagar respecto de su diferenciación interna, fue dando paso a una creciente atención a otro tipo de cuestiones, caso de las formas de resistencia cotidiana, los estudios sobre producciones agrarias, la soberanía alimentaria, los estudios de género o la historia ambiental.

Como muestra Morell a través de su ejercicio, en el que realiza un análisis sistemático de dos de las revistas más representativas en el ámbito de los estudios campesinos y de la sociología rural (The Journal of Peasant Studies y Sociologia Ruralis, respectivamente), pueden observarse continuidades en algunas de las líneas temáticas desarrolladas en los últimos años, como los estudios sobre regímenes alimentarios o soberanía alimentaria o los estudios ambientales 2. En las continuidades, sin embargo, operan también los cambios. Para Gudmundson, es evidente el declive de lo que entiende como «historia agraria clásica», motivado por el cuestionamiento del estructuralismo materialista y el impacto del giro lingüístico y los estudios culturales. Por contraste, es notorio el desarrollo de la historia ambiental que detalla en su trabajo, sin olvidarse de los estudios étnicos y de género. Se articulan, por tanto, no solo nuevas temáticas, sino nuevos sujetos históricos e historiográficos. Cornu, partiendo también del dinámico desarrollo actual de los estudios ambientales, articula su reflexión epistemológica interpelando a una historiografía rural desvinculada de sus inicios, para que ayude a construir nuevas racionalidades y nuevas concepciones del tiempo que superen su comprensión lineal. En la construcción de su reflexión ocupa un lugar central la crisis de finales de los setenta que, en particular en su vertiente ecológica, agudizó la crisis de fe en el progreso y la razón, y la crítica a la apropiación capitalista de la naturaleza. Apunta también que van a ser esos años y los que les suceden los de una mayor profundización e intensificación de las relaciones de producción capitalistas. En las que serán las décadas de la fragmentación del conocimiento, rescata de los márgenes perspectivas holísticas del campo de la agronomía. Es el caso del enfoque de sistemas que, como indica, se inició como una corriente periférica y minoritaria. Desde otro enfoque, también el texto de Díaz-Geada advierte de las limitaciones del pensamiento fragmentado, apostando por retomar los aportes de la teoría crítica y su comprensión integradora de la historia en su complejidad y sus conflictos. Si bien estamos ante textos distintos y, en algunos aspectos, disímiles, encontramos en los cuatro elementos coincidentes como parte de esas rupturas en las continuidades, caso de la marginalización del pensamiento marxista y, como parte del mismo movimiento, de la contradicción de clase.

Transitar por trayectorias investigadoras diversas nos permite aproximarnos a distintas manifestaciones de unos cambios epistemológicos que evidencian interesantes pautas comunes y de los que participan las distintas historiografías de lo agrario. Consideramos que estas lecturas pueden contribuir a la reflexión sobre la historicidad del conocimiento histórico, que entendemos central para entender sus distintos momentos y sus distintos debates, sean estos más o menos visibles, o más o menos visibilizados. Confiamos en que la lectura contrastada de los textos que componen este dosier pueda contribuir al diálogo colectivo. La «cuestión agraria», como la historia, continúan siendo espacios de contienda.


1 Mi agradecimiento especial al trabajo del profesor Mats Morell, al conjunto de los participantes en la citada sesión y al profesor David Soto por sus aportaciones críticas a la discusión. A su iniciativa, junto con el profesor José Miguel Lana, corresponde un reciente ejercicio de reflexión sobre la historiografía agraria para el caso del Estado español, a cuya lectura nos remitimos: David Soto-Fernández y José-Miguel Lana-Berasáin (eds.): Del pasado al futuro como problema. La historia agraria contemporánea en el siglo xxi, Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2018. Al referido encuentro se suman otros espacios reflexivos como el taller «Cambios de paradigma en la Historia Rural. Un debate», Santiago de Compostela, 17-18 de enero de 2019.

2 En España observamos que el desarrollo inicial de la perspectiva agroecológica entronca directamente con los estudios campesinos de la década de los setenta, partiendo de una propuesta que participa de y dialoga con el marxismo crítico. Véase Eduardo Sevilla-Guzmán y Manuel González de Molina (eds.): Ecología, campesinado e historia, Madrid, La Piqueta, 1993, pp. 9-129.